Comentario: Aunque sabes también mis experiencias y dramas (esta persona es una muy buena amiga), permiteme compartir lo siguiente. Cuando dices, “Aveces me canso un poco y quisiera simplemente quedarme tranquila amando sin tener que cuidarme de los peligros de las ilusiones, como si nunca me hubiera sentido herida, como si no conociera que se podría experimentar dolor...”
Siento que el problema no es poder sentirnos tranquilos amando sin dolor, pues el amor verdadero no conlleva ningún tipo de dolor. Recordemos también que las ilusiones tampoco tiene el poder de afectarnos, sin embargo, la razón por la que sentimos esos miedos, es porque nuestro “amor” esta rodeado de tanto especialísimo, condiciones, creencias, ideas, opiniones, que en si nunca experimentamos ese verdadero amor que lo incluye todo sino que nuestras memorias tratando de repetirse solo que con una nueva etiqueta, “amor.”
Imaginate lo que sucedería si nos sintiésemos libres sin expectativas hacia nadie, ni reglas ni condiciones? Lo que experimentaríamos en ese momento seria nuestra libertad sin expectativas, sin reglas ni condiciones. Sin embargo, esa libertad solo se experimenta cuando nos estamos identificando con nuestro Ser. Y eso al mismo tiempo significa que no podemos tener posesiones en el mundo, pues nuestro Ser no es de este mundo.
Pero para poder llegar a este estado de madurez espiritual, tenemos que primero estar dispuestos a dejar a un lado todo lo que creemos que nos pueda de una manera u otra satisfacer en este mundo, una lección bastante difícil de aceptar, pues es la gran paradoja; deja a un lado lo que quieres en el mundo que creas te puede hacer feliz, y experimentaras la verdadera felicidad, la cual te abre a la oportunidad de experimentar eso que estabas buscando en un principio.
Solo que esas cosas ya dejan de perder interés pues lo que de verdad queremos es continuar experimentado esa paz y ese regocijo interno que no puede ser quebrantado por las experiencias del mundo que son nada mas que transitorias.
Podemos disfrutar de las experiencias del mundo, pero desde un espacio muy diferente, donde no hay apego, donde no hay necesidad, sino que ahora se observan tal y como son, sin darles ningún tipo de valor ni importancia. No intentes comprender esto que acabo de decir con el sistema de pensamientos del ego, pues no va a hacer sentido. Solo la practica nos llevara a una experiencia, y es esa la que hará todo el sentido del mundo.
Pero continuando con el tema en discusión, entonces una vez que eso que estábamos buscando llega en nuestra vida, la memoria de perdida, de sentirnos heridos otra vez mas nos toca en la puerta y experimentamos el miedo. Pero por lo menos, ese miedo empieza poco a poco a disminuir, hasta que esa relación se supera. Ese es otro miedo que también surge, la posibilidad de superar toda relación de manera que ya no la necesitemos. Pues una vez mas, todo el especialísmo (enamoramientos, deseos, romanticismo, etc.,) se pierden en la nada, y el ego interpreta eso como algo aburrido, pues para el ego, las pasiones del mundo son mas importantes que el éxtasis de la comunión con Dios, que una vez la experimentamos, no quisiéramos intercambiarlo por los deseos y placeres transitorios de este mundo que nos conllevan una vez mas al dolor y el sufrimiento.
A Mooji, el maestro de la india que a ti te gusta mucho escuchar, una vez le preguntaron sobre sus relaciones de pareja, y el simplemente comentó que el había tenido esas relaciones, solo que naturalmente las había superado. Es como un niño que tiene juguetes, y mientras el niño va creciendo, esos juguetes ya no le interesan, pues su nueva madurez conlleva a que el deje esos juguetes a un lado; en otras palabras los ha superado.
Un curso de milagros nos recuerda, “¿Quiénes, sino los niños, tienen necesidad de juguetes? Los niños juegan a gobernar el mundo, y le otorgan a sus juguetes el poder de moverse, hablar, pensar, sentir y comunicarse por ellos. Sin embargo, todo lo que los juguetes parecen hacer sólo tiene lugar en las mentes de aquellos que juegan con ellos. No obstante, ansían olvidarse de que ellos mismos son los autores del sueño en el que los juguetes son reales, y no quieren reconocer que los deseos de éstos son en realidad los suyos propios. Las pesadillas son sueños pueriles. En ellos los juguetes se han vuelto contra el niño que pensó haberles otorgado realidad. Mas ¿tiene acaso un sueño el poder de atacar? ¿O podría un juguete volverse enorme y peligroso, feroz y salvaje? Esto es lo que el niño cree, pues tiene miedo de sus pensamientos y se los atribuye a los juguetes. Y la realidad de éstos se convierte en la suya propia porque los juguetes parecen salvarlo de sus propios pensamientos. Sin embargo, los juguetes mantienen sus pensamientos vivos y reales, pero él los ve fuera de sí mismo, desde donde pueden volverse contra él puesto que los traicionó. El niño cree que necesita los juguetes para poder escapar de sus pensamientos porque cree que sus pensamientos son reales. Y así, convierte todo en un juguete para hacer que su mundo siga siendo algo externo a él, y pretender que él no es más que una parte de ese mundo. Llega un momento en que la infancia debería dejarse atrás para siempre. No sigas aferrándote a los juguetes de la infancia. Deséchalos, pues ya no tienes necesidad de ellos.” T-29.IX.4:5-8;5:1-9;6:1-3
Pero aunque estas palabras lógicamente suenan bien, primero tiene que haber una madurez, y luego la superación de los juguetes sucede gradual y naturalmente. Pues lo mismo con nuestra experiencia física, primero viene la madurez espiritual a través de constante practica de elegir una y otra vez el sistema de pensamientos del Espíritu Santo, y la superación de los dolores y las incomodidades que sentimos relacionadas al “amor” de parejas por ejemplo, se van gradualmente superando, hasta que no se les adjudique el valor que antes le habíamos adjudicado, que fue la razón por todo nuestro sufrimiento y dolor.
Que una vez mas, esos dolores que experimentábamos no tenían nada que ver con las ilusiones afectandonos, sino que con nuestra atención enfocada en el ego en vez de en la paz de Dios EN NUESTRA MENTE!
Una vez que se supera eso en nuestra mente, no significa que quizás no tengamos una pareja, pero si se podría decir que la relación entonces no esta basada en miedo ni especialísimo, sino que en confianza y amor incondicional.
Si te digo que yo he superado el especialísmo en relaciones, te seria un mentiroso. Pero si te podría decir que me he dado la oportunidad de conscientemente elegir la paz de Dios mientras lidio con mis experiencias, y aunque me caigo del caballo todavía, sin duda alguna he tenido la experiencia de corroborar y experimentar la diferencia entre la identificación con el ego y con la del Espíritu Santo en esa área.