Pregunta: “Hola
Nick, no se si te contactar por este medio, espero que no haya
problema. En primer lugar gracias por tu dedicación y tu entrega al
responder nuestras dudas con tanta sinceridad y humildad. Y ahí va mi
pregunta: No se como salir de la crítica y el juicio. Cada día me
levanto deseando la voluntad de Dios, que es la mía. Porque en esta
mente no puedo saber que es lo mejor para mi y se que Su voluntad
siempre es la perfecta. También trato de mantenerme en mi mente recta .
Entonces, digamos que empiezo con buen pie, pero luego poco a poco voy
cayendo en las trampas del ego, en mi caso, enjuiciar y criticar a
otros. Para llegar al final del día y darme cuenta que lo volví a hacer,
lo que me trae mucha culpa. Soy consciente de que mis críticas reflejan
como me trato a mi misma y lo estoy proyectado a otros para darme
cuenta. Pero por mucho que me hago consciente de ello no consigo cambiar
este círculo vicioso. Como salgo de la crítica y el juicio? Muchas
gracias!!”
Comentario: Primero que nada no tienes que
ser tan dura contigo misma. También recuerda que una cosa es criticar
con carga emocional y la otra es observación. Por ejemplo, si veo una
persona cometiendo un acto que yo lo categorizaría como “incorrecto”,
eso es simplemente eso. El ver una persona es un juicio. El observar que
su comportamiento sea digamos incorrecto es otro juicio. Y no hay nada
malo con eso.
Ahora, si al yo ver esa persona cometiendo ese acto
me enfurezco, ya eso es una “interpretación” lo cual es nada mas que la
culpa inconsciente proyectada, y es ahí donde necesito corrección. Por
lo tanto, si la critica tiene carga emocional es una cosa, pero si es
simplemente una observación pues no pasa nada. ¿Tu crees que yo no tengo
pensamientos de juicio en mi mente? Sí, los tengo, lo que sucede es que
reconozco que son solo eso. Y no tengo que pelear en contra de ellos
sino que aceptarlos y los mismo continuarán su rumbo. Son como
visitantes que pasan por la ventana de mi casa. Y no me siento culpable
porque esos visitantes pasen por ahí.
Pero para llegar a ese
espacio, por lo menos esta ha sido y sigue siendo mi practica, a diario
cuando hago mis meditaciones y mis espacios de silencio (instantes
santos), tomo consciencia de que todo es un pensamiento y abro mi mente a
percibir el “mundo”, a percibir las imágenes que veo y pienso mas desde
un espacio de observación pasiva y así es como poco a poco puedo
empezar a percibir el mundo como ilusorio, aun cuando todavía me muevo
en él como si es un mundo real.
Luego cuando me encuentro
enjuiciando o atacando por la razón que sea, y no hablo de ataque físico
sino que ataque sicológico, donde algo que alguien dice me afecta, aun
cuando siento la incomodidad y el dolor, me doy la oportunidad de sentir
sin hacer ninguna historia alrededor de ella y confío en el proceso
pues recuerdo que, “nunca estoy disgustado por la razón que creo.” W-pI.5
Esa
practica cumulativa es la que me permite profundizar mas y mas mi
proceso. Y cada cual se beneficiara según su nivel de apertura. Pero sí
te diría que dejes esas expectativas de que tu día tiene que salir
perfecto sin juicio pues eso, por lo menos según yo lo veo, es poner
presión innecesaria.
Así que no es de tratar de mantener tu
mente recta sino que tu pequeña dosis de buena voluntad te apoya, y no
necesitas tu tener toda la fe, el Espíritu Santo comparte la Suya y es
desde ahí donde tu fe se fortalece. Por algo el curso me recuerda; “Lo único que necesita es que estés dispuesto a compartí Su perspectiva, para que Él te la conceda en su totalidad. Y no tienes que estar completamente dispuesto porque El lo está. Su tarea es expire tu renuncia mediante Su perfecta fe, y es Su fe la que tu compartes con El en el instante santo.” T-16.VI.12:2-4