En este momento es donde se toman decisiones que podrían
tener la apariencia de planes para un futuro, sin embargo, la mente presente
solo hace lo que se siente inclinada a hacer en el presente, y cada momento
presente se convierte en un ladrillo que termina construyendo el paisaje del
“futuro.”
Solo que cuando esa paisaje se construye, es el paisaje que
vemos en el momento presente, pues no podría estar en ningún otro momento.
Durante mi vida me he encontrado en situaciones donde no
sabia que iba a ser de ella. Aunque no tenia donde vivir, siempre apareció
donde quedarme. Aunque no tenia dinero para comer, siempre apareció la comida
para ese momento. Aunque no sabia de donde aparecerían los recursos financieros
ya sea para cubrir algún gasto que tenia relevancia en mi vida, siempre
apareció lo que se necesitaba ya sea a través de un trabajo, o a través de
cualquier otro medio inesperado.
También se tomaron decisiones para aligerar el peso que
llevaba en esos momentos, lo cual se podrían juzgar como fracasos. Por ejemplo,
cuando me declaré en bancarrota, fue una liberación. Fue la decisión perfecta
para mi en ese momento presente. Y de forma muy paradójica se me abrieron mas
oportunidades para continuar mi trabajo interno, inclusive, mi situación
financiera completamente cambio. Oportunidades para dar charlas se abrieron,
oportunidades de trabajo aparecieron, etc. Y si no hubiese podido tomar la
decisión de declararme en bancarrota, ya sea por situaciones ajenas o
personales, la decisión mas apropiada se hubiese tomado en ese momento
presente.
Todo esto pudo tener lugar cuando no permitía que la mente
tratase de irse mas alla del momento en el que se encontraba presente. Eso no
significa que nunca tuve preocupaciones ni culpa, o que todavía no experimento
episodios de culpa y preocupación, pero si tiene todo que ver con tomar la
decisión de por lo menos aceptar cada situación tal y como es, de manera que
pudiese llevar la mente una vez mas a ese momento.
Quizás hacia eso por necesidad de no querer experimentar el
miedo de lo que seria si llevase la mente al futuro o al pasado. Sin embargo,
en retrospectiva me doy cuenta que sencillamente estaba aprendiendo a confiar
en cada momento presente, los cuales fueron esos ladrillos que se han
convertido en el paisaje que estoy ahora experimentando.
Este paisaje no es ni bueno ni malo, es sencillamente la
acumulación de todos los ladrillos que en cada momento presente me llevaron a
esta experiencia. Esas decisiones se podrían malinterpretar como “planes para
el futuro.” Pero en realidad, yo nunca planee nada. Sencillamente confié en lo
que me senti inspirado a hacer en cada momento presente, en cada ladrillo en el
que puse mi enfoque, independientemente de lo que mis circunstancias dictasen.
Hubo mucha preocupación y miedo alrededor de cada ladrillo,
pero siempre pude poner mi atención una vez mas en el ladrillo (momento
presente), y por lo tanto confiar en que cada decisión que se tomó en ese
momento fue lo que dio lugar a esta experiencia.
Escribir un libro era un ladrillo mientras que al mismo
tiempo el no tener trabajo o fuente de ingresos era la preocupación alrededor
del ladrillo el cual pude haber puesto todo mi enfoque si hubiese querido.
Postular notas en Facebook era un ladrillo mientras que al
mismo tiempo estaba viviendo en casa de una amistad sin saber que hacer con mi
vida lo cual era la preocupación alrededor del ladrillo el cual pude haber
puesto todo mi enfoque si hubiese querido.
Confiar en que todo obra conjuntamente para el bien era un
ladrillo mientras que al mismo tiempo sentir la incomodidad del cuerpo cuando
se enfermaba o cuando no sabia lo que sentía era la preocupación alrededor del
ladrillo el cual pude haber puesto todo mi enfoque si hubiese querido.
En otras palabras, elegir la paz de Dios en cada momento de
la mejor manera que pudiese era un ladrillo mientras que enfocar en la culpa
del pasado o la preocupación del futuro era el espacio alrededor del ladrillo
el cual no me hubiese permitido confiar en la decisión que se tenia que tomar
en ese momento, en ese presente. Eso es Lo Que Pasa Cuando Dejas Ir!
La vida es un constante proceso de aceptación y confianza.
La aceptación elimina el sufrimiento y el miedo. La confianza nos ayuda a
recordar que estamos completamente apoyados y protegidos, y desde ese espacio
es mas fácil experimentar cada momento presente tal y como es, en donde se
experimenta la paz de Dios, lo cual nos inspira a tomar las decisiones que se
tengan que tomar en cada momento presente, sin preocupaciones de la
incertidumbre de un “futuro”, pues el “futuro” es nada mas que otro momento
presente. Y el “futuro”
no esta en nuestras manos.