Comentario: Yo simplemente no resisto mis
experiencias. A veces estoy en una consciencia de paz y a veces no, pero en
general me encuentro experimentando mas paz o tranquilidad.
Acuerdate
que son muchas las escenas “individuales” (pensamientos proyectados, bueno es
toda nuestra experiencia aquí) que pasan a lo largo del día, y algunas pueden
movernos un poco mas que otras, pero en general, no tengo contestación
específica.
Si siento lo
que siento, pues lo siento y se acabó. Pero una vez mas, acepto todo tal y como
es, continuo practicando el perdón, y confío en que la vida sabe lo que hace.
Ese análisis
de cada situación solo hace el proceso mas confuso. Yo simplemente confío en
que “Todas las cosas obran conjuntamente
para el bien.” T-4.V.1:1
Luego continuo siendo consciente
de lo que pienso y de lo que hago de la mejor manera que pueda, confiando en
que el apoyo que necesito para continuar con mi camino se me presenta. Y hasta
ahora siempre ha sido así.
Hay que dejar las expectativas a
un lado, y aprender a desarrollar esa confianza en cada momento presente, en el
Ser, que solo nos esta enseñando constantemente a reconocer que la raíz de todo
sufrimiento es nuestros apegos a nuestra identidad como persona, lo cual da
lugar a los apegos que tenemos hacia las cosas y experiencias del mundo.
Pero una vez que continuamos
identificandonos con la paz de Dios en nuestro corazón, y dejamos poco a poco,
y aprendemos a aceptarnos tal y como nos experimentamos, desde ese espacio de
total aceptación se experimenta la tranquilidad y la paz de Dios, y es mas
fácil experimentar el desapego sicológico a nuestra experiencia.
Eso no sucede a través de lo que
yo haga sino que a través de mi
practica diaria de comulgar con la paz de Dios. A veces esa comunión
surge mas que otras veces. A veces tengo espacios de silencio y a veces me encuentro
muy envuelto en las cosas que hago en mi vida cotidiana, pero siempre estoy
consciente de darme aunque sea un tiempo para llevar la mente a ese espacio.
Y como siempre, lo que me saca de
balance, reconozco que es otra oportunidad para perdonar, y eso es lo que
practico. Es mas bien ser consciente de nuestras experiencias y nada mas. No
tratar de analizarlas, ni de resolverlas, ni de juzgarlas. Este trabajo es
difícil al principio, pues como todo, utilizamos la “espiritualidad” para
tratar de resolver algo.
Pero en si, no hay nada que
resolver, es mas bien aceptación, y a través de eso, las cosas se “resuelven”
por si solas. No estoy hablando de que algo cambie en nuestro mundo externo,
aunque eso también puede suceder, sino que mas bien, cambia nuestra percepción
interna, y es ahí donde se experimenta la verdadera liberación. Esa es la paz
que sobrepasa todo entendimiento.
Y estoy seguro que tu has
experimentado esa paz en ocasiones, solo que quizás todavía hay muchos apegos y
expectativas que no te permiten reconocer que tienes acceso a esa paz ahora
mismo. Pero esta bien, pues ese es nada mas que parte de tu proceso, y lo único
que hay que hacer es aprender a confiar en el proceso.
Mientras mas cómoda te sientes con
el proceso, y experimentas, aunque sea por un momento los resultados de esa
confianza, lo cual es paz interior, mas lo practicas, hasta que se hace parte
de tu vida cotidiana.
Esa es el propósito de
los ejercicios del curso, entrenar la mente a que sistemáticamente empiece a
perdonar hasta que eso se convierte en un habito.
Pues volviendo a tu pregunta, mi habito es
perdonar, pero eso no significa que soy perfecto y que no me caigo del caballo.
Sin embargo, sí significa que estoy consciente cuando me estoy cayendo del
caballo, inclusive cuando veo que me puedo caer del caballo, y por ende puedo
tomar otra decisión, la cual es elegir de nuevo la paz de Dios y nada mas. Y
eso me ayuda a veces no caerme del caballo, o a no caerme del caballo tan a
menudo, inclusive, muchísimo menos que antes.
Pero cada vez la vida me enseña que hay
obstáculos que se tienen que sanar, y pues bueno, por ahí vamos.