“A
menos que pienses que todos tus hermanos tienen el mismo derecho a los
milagros que tú, no reivindicarás tu derecho a ellos, al haber sido
injusto con otros que gozan de los mismos derechos que tú. Si tratas de
negarle algo a otro, sentirás que se te ha negado a ti. Si tratas de
privar a alguien de algo, te habrás privado a ti mismo.” T-25.IX.8:1-2
Práctica experiencial:
Trae
a tu mente la memoria de un hermano, no importa quién, de alguna manera
sientas algún tipo de resentimiento o miedo o que sientas sea la causa
cualquier tipo de sensación o emoción incómoda. Pueda que en esa memoria
salga la creencia de que hayas sido atacado(a), de que hayas sido
falsamente juzgado(a), de qué sientas se haya tomado ventaja de ti, o de
que te hayas sentido víctima, etc. No importa cuál sea la justificación
que se quiera utilizar para poder culpar. Recuerda ahora que si privas a
un hermano del milagro te estás privando tu de ello.
Tomando
conciencia de ello descansamos en este momento sintiendo lo que estemos
sintiendo pero abriendo nuestra mente, nuestro corazón (no el músculo
que se encuentra latiendo en el pecho, es solo un decir) a que el
Espíritu Santo nos ayude a percibir esto de otra manera.
No le
estamos pidiendo al Espíritu Santo que nos ayuda de ver las cosas de
otra manera para que intelectualmente o veamos algo diferente, o sepamos
algo diferente, etc. Simplemente estamos abriéndonos a Su Visión, la
cual no se deja distraer de las ilusiones y por consiguiente descansa en
esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
Observemos ese sentir y
le damos gracias a esa memoria, a esa experiencia, no por lo que
creemos que nos haya hecho pues eso no viene al caso ya que esa es solo
una distracción que se utiliza para reforzar el miedo y la separación en
la mente.
Agradecemos el hecho de que a raíz de esa memoria de
ese hermano, de esa experiencia, situación, etc., se ha logrado
experimentar un sentir que no era más que otro obstáculo a la paz para
poder ser sanado. Por eso es que damos gracias.
Ese sentir es el
que nos ayuda a ver donde todavía hay resistencia al amor, donde todavía
hay miedo. Recordemos que al cielo o entramos todos o no entra nadie. Y
no es porque estamos hablando de otros “cuerpos” o seres humanos, sino
que porque como solo hay una mente que se percibe dividida, si un
hermano, que seria lo mismo que decir, si un solo pensamiento de
separación (miedo) permanece en la mente, la misma no se puede unificar,
y la unificación es necesaria para que la misma pueda despertar del
sueño de separación a la unidad, que sería lo mismo que decir despertar a
la verdadera paz de Dios.
No hay mas nada que hacer, solo sentir, recordando que, “Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada (cuando me encuentro interpretando, juzgando),
afirma lo siguiente: No conozco el significado de nada, incluido esto.
No sé, por lo tanto, cómo responder a ello. No me valdré de lo que he
aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora." T-14.XI.6:6-9