Pregunta: “Nick,
tu en España repartiendo luz, mi esposo Luis de casi cincuenta años, e
marzo aniversario, yendo hacia la luz dejando este mundo de ilusión. Que
trance tan difícil, pero amoroso también. Han habido regalos dulces
dentro de lo amargo. Solo si ves esto o puedes, nos servirían algunas
palabras, para él y para nosotros Mónica, Lorena y Luis hijos que
queremos dejarlo ir pero se nos hace difícil perspectiva vivir sin el.
Te amo Nick, gracias, gracias,gracias.”
Comentario:
Cuando nos encontramos en el proceso de ver a un ser querido haciendo su
partida, el dolor que sentimos se podría decir qué es un recuerdo de el
dolor que pudimos haber sentido en el momento que creímos habernos
separado de nuestra Fuente.
No obstante según vamos recordando
que nunca nos separamos de nuestra fuente podemos tomar conciencia de
que es imposible que nadie se pueda separar de nosotros y esa sensación
de pérdida se va desvaneciendo, pues a raíz de que recordamos que
nuestra esencia es amor, es unidad y no cuerpos separados, podemos tomar
conciencia de que la transición de un ser querido no es una pérdida
sino que simplemente una liberación para ese ser que como nosotros se
encontraba aprisionado en un cuerpo lo cual limitaba su verdadera
libertad.
Sin embargo, no estoy pretendo de ninguna manera
insinuar que no deberían sentir lo que están sintiendo ahora mismo,
sobre todo cuando se está percibiendo la partida de un ser con el que
tanto se han relacionado en esta experiencia. Lo que sí me gustaría
aportar, si es que éstas palabras te pudiesen apoyar, es que mientras
sientes lo que sea que estés sintiendo, sin suprimir, sin justificar,
que recuerdes que el Santo Hijo de Dios, lo cual mora en él y en todos,
está a punto de liberarse para poder finalmente gozar de la dicha, de el
amor, de la paz, de la abundancia y de la Verdadera Felicidad de lo que
es unirse al Padre.
Algo más que me gustaría compartir es que
recordemos que su partida no significa que se haya alejado, sino que
todo lo contrario, no hay en sí “partida” sino que una transformación. Y
al él haberse liberado de esta coraza qué le llamamos cuerpo que es la
razón por la cual nos sentimos separados unos de otros, ahora por
primera vez se encontrará más unido a todos ustedes porque todos somos
parte de esa misma Esencia.
Por consiguiente aunque el cuerpo se
deje a un lado su esencia permanece igual que como siempre fue y se
mantendrá unidos a ustedes hasta que ustedes les toque el momento de
dejar esta coraza a un lado y se puedan unir a la dicha, al amor, a la
paz, a la abundancia, a la verdadera felicidad de la que él está a punto
de gozar en su momento. Esto no es razón para sentir tristeza si acaso
sería razón para regocijarse pues ¿quien no regocijaría en la felicidad
de un hermano?
Esto me recuerda un extracto del Manual de psicoterapia del curso cuando nos recuerda: “¿y quién podría llorar sino por su inocencia?”
P-II.4.1:7 Si su inocencia es unidad, liberación, y sin embargo esta
experiencia física es una de aprisionamiento y separación
(culpabilidad), ¿quien no podría sino que regocijares en saber que el
Hijo de Dios retorna a su inocencia?
Una vez más no estoy
insinuando que no vayas a sentir lo que estés sintiendo en estos
momentos, pues reconozco que siempre te has relacionado con él de cuerpo
a cuerpo. Por lo tanto pueda que lo extrañes y eso por lo general es
parte del proceso pero ese extrañar se va convirtiendo en gozo, en
dicha, en comprensión a raíz de que según tú sigues recordando la
naturaleza de lo que tú realmente eres, aunque no lo tengas cerca de ti
como un cuerpo, lo sentirás en cada momento y no podrás sino que sentir
su paz, su dicha y su felicidad la cual es la tuya y la de todos.
Me
uno a ustedes en oración, y mi paz se la extiendo a todos. A tí, a tu
familia, y a tu ser querido que está preparándose para liberarse a la
verdadera felicidad, a la verdadera paz, a la verdadera abundancia, a la
verdadera dicha y paradójicamente a la verdadera salud pues en Dios no
hay enfermedad. En Dios no hay muerte. En Dios no hay cuerpos separados,
sólo hay Vida y Vida es lo que todos realmente somos.
Un
fuerte abrazo para todos ustedes y que este proceso sea un proceso de
ver el amor liberarse de la limitación, la paz liberarse del miedo, la
unidad liberarse de la creencia en la separación, y eso es motivo para
celebrar la union de el Hijo con el Padre, pues recordando eso en él lo
recuerda también en ti.