El estado en el que nos encontramos es un estado de separación. Por lo tanto lo que experimentamos es lo opuesto al amor. La separación ocurre en diferentes niveles, empezando por el nivel en el cual me encuentro ahora mismo, donde creo que soy un "individuo" separado de todos; separado del mundo, de todo lo que veo a mi alrededor. Una vez ese nivel de "separación" se establece en la mente, la separación se disfraza de dos maneras, una es deseo, y la otra es ataque.
Cuando me encuentro "deseando" algo es porque estoy experimentando los efectos de la separación y por lo tanto siento que eso que estoy deseando de una manera u otra me puede completar. Cuando ataco o me siento atacado, eso que estoy atacando al igual que eso que creo estarme atacando, también refuerza la creencia en la separación.
Por lo tanto, para poder experimentar el verdadero amor, tengo primero que retornar la atención hacia el interior, donde se encuentra la causa desde donde la idea de la separación se originó, y siempre recordar que "Podría ver paz en lugar de esto." W-pI.34
Aquí como se puede ver, una vez que la mente se retorna a su estado natural de paz, donde el Espíritu Santo puede hacer una corrección de percepción (Milagro), entonces las imágenes se perciben, no como efectos autónomos que tienen existencia propia, sino que como imágenes las cuales carecen de sustancia, de poder, de esencia. Inclusive, se puede observar el comportamiento de esas imagines, y pasarlo por alto completamente sin sentirnos afectados por ello.
Es ahí donde la atención esta en la Verdad, que es nuestro recuerdo de que el amor es lo único que existe y entonces esas "imágenes" se utilizan para in simple propósito, el cual es perdonar, sanar, llevarnos mas y mas cerca a Dios. De lo contrario, esas imágenes, los cuales son nada mas que pensamientos, aunque para nosotros aparentes ser "reales", al proyectarles un significado basado en la creencia en la separación, generan en nosotros una sensación la cual puede experimentarse como dolorosa cuando son percibidas como ataques, o placenteras cuando son percibidas como deseos de algo que creemos querer o necesitar.
Sin embargo, el deseo al igual que el ataque, los dos tienen como objetivo mantener vigente en la mente la creencia de que hay un "yo" separado de todo aquello que creo estar "viendo" o experimentando con mis sentidos físicos. Es por eso que Un curso de milagros nos recuerda, “Una vez que alguien queda atrapado en el mundo de la percepción, queda atrapado en un sueño. No puede escapar sin ayuda, porque todo lo que sus sentidos le muestran de la fe de la realidad del sueño...,” Prefacio
Eso es lo que nos distrae del verdadero amor que es nada mas que la unidad, no la separación. La manera mas rápida de poder retornar la mente a ese estado, es a través del silencio, a través de diariamente darnos la oportunidad de descansar en ese espacio para que la mente se acostumbre a lo que se siente cuando esta descansando en paz, en tranquilidad, libre de todo conflicto.
Compartí una meditación, que puedes escucharla en mi pagina web a través del siguiente enlace:
http://www.theradicalkid.com/promo/espanol/videos/MeditacionNickArandes.html
Su propósito es ese, llevar la mente al silencio a través del descansar en el Ser. Es mi practica diaria, y sencillamente la comparto para los que les interesaría.
Aunque los ataques tienden a ser la razón por la cual embarcamos en un camino "espiritual", los deseos placenteros, aunque son un medio de distracción mas atractivos, no nos liberan de los conflictos debido a que son parte de una mente conflictiva solo que con una diferente interpretación. Por lo tanto tampoco tienen nada que ver con el amor ya que el enfoque es en los efectos, en las ilusiones, en la "forma", en la separación.
Por eso Un curso de milagros nos recuerda, "El pecado oscila entre el dolor y el placer, y de nuevo al dolor. Pues cualquiera de esos testigos es el mismo, y solo tienen un mensaje: 'Te encuentras dentro de este cuerpo, y se te puede hacer daño. También puedes tener placer, pero el costo de este es el dolor'. A estos testigos se unen muchos más. Cada uno de ellos parece diferente porque tiene un nombre distinto, y así, parece responder a un sonido diferente. A excepción de esto, los testigos del pecado son todos iguales. Llámale dolor al placer, y dolerá. Llámale placer al dolor, y no sentirás el dolor que se oculta tras el placer. Los testigos del pecado no hacen sino cambiar de un término a otro, según uno de ellos ocupa el primer plano y el otro retrocede al segundo”. T-27.VI.2:1-9
Cuando la mente se ha llevado a continuar experimentando mas y mas de ese estado de paz y tranquilidad, la misma tiene acceso al verdadero regocijo, a la verdadera felicidad, que no depende de lo que este o no sucediendo en nuestro alrededor, que no esta basado ni en deseo ni en ataque. No necesita razón alguna para experimentar ese estado de felicidad y regocijo.
Ahí se experimenta la inocencia, y desde la inocencia se percibe todo tal y como es, sin significados, sin historias, en otras palabras, sin obstáculos de manera que podamos en todo momento vivir desde ese espacio de amor. Y si diariamente practicamos dejar de defender nuestras creencias, nuestras opiniones, nuestras ideas, no solo de lo que creemos es el amor sino que de todo (obstáculos), podemos entonces experimentar los frutos de la practica de Un curso de milagros, cuyo propósito es, "despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural." T-In.1:7