No permitas que nada de lo que tus sentidos muestren, ni de lo que tus pensamientos digan te distraigan de este momento presente. Si practicas eso, experimentarás una paz desde donde la Voz de Dios hablara por ti.
No tendrás que preocuparte por que decir, pues se dirá a través de ti.
No tendrás que preocuparte por que decisiones tomar, ni que hacer, pues todo se hará a través de ti.
No tendrás que preocuparte por como se te proveerá, pues lo que necesites se experimentará a través de ti.
Recuerda, aquí tu no tienes el libre albedrío de tomar decisiones, aunque así lo parezca, sino que el poder de decidir a que Maestro eliges en tu mente en cada momento. Es así de sencillo.