“Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesario una purificación.” T-1.I.6:1
Todo
el mundo tiene derecho a los milagros porque todo el mundo tiene
derecho al amor siendo nuestro estado natural. No obstante, para poder
experimentar ese amor tiene que haber primero una purificación de
pensamientos. De la manera que se purifican los pensamientos es a raíz
de traerlos a la superficie para ser re evaluados por un nuevo Maestro
(Espíritu Santo) y no a tratando de esconderlos (negación).
Por algo Un curso de milagros me recuerda: “Escapar
de la oscuridad comprende dos etapas: Primera, el reconocimiento de que
la oscuridad no puede ocultar nada. Este paso generalmente da miedo.
Segunda, el reconocimiento de que no hay nada que desees ocultar aunque pudieses hacerlo.
Este paso te libera del miedo. Cuando ya no estés dispuesto a ocultar
nada, no sólo estarás dispuesto a entrar en comunión, sino que
entenderás también lo que es la dicha y la paz.” T-1.IV.1:1-5
Cuando
hay miedo es imposible el milagro (corrección de percepción) ya que el
miedo es el obstáculo que no permite que el amor (milagro) se
experimente. Sin embargo, el miedo se experimenta no a raíz de los
obstáculos sino que a raíz de tener miedo de mirarlos por la creencia de
que de alguna manera tienen el poder de afectar el Santo Hijo de Dios,
que es lo que somos todos.
Por lo tanto hay que mirar la
oscuridad antes de que se purifique la mente ya que la purificación no
estriba en mirar la oscuridad sino que en reconocer que era solo una
nube carente de contenido a la que le habíamos proyectado un poder
ilusorio.
Un ejemplo seria, imagínate estar en un bosque oscuro
encerrado en tu tienda de campaña y escuchas un ruido. La mente se llena
de miedo porque empieza a imaginarse todo tipo de posibilidades (esos
serian los pensamientos que obstaculizan la presencia del amor, la
presencia del milagro). Sin embargo, hay dos opciones, una seria
quedarte en la casa de campaña manteniendo los ojos cerrados cubierto
con tu manta o salir a ver que es lo que está causando el ruido.
Si
te quedas en la tiende de campaña, que es eso lo que el miedo te
exhorta, aunque no te esté ocurriendo nada físicamente, estás
atemorizado. Sin embargo, si sales fuera y te das cuenta que el ruido
era el de una liebre que solo estaba caminando por la hierba, el miedo
automáticamente desaparece (experimentas el milagro) y te puedes ir a
dormir tranquilo.
No obstante, en el caso de nuestro miedo
sicológico, no podemos salir de nuestra caseta mental ya que la mente
(ego) está haciendo historias para que te quedes en ella. Por eso
necesitamos ayuda (la visión del Espíritu Santo) para que nos apoye en
re interpretar nuestras historias (ese seria el proceso del perdón) de
manera que podamos verlas sin juicio y reconocer que eran solo eso,
historias que no tienen nada que ver con la Verdad.
A raíz de que
las historias (obstáculos a la Verdad) se van desvaneciendo de la
mente, que seria lo mismo que decir que la mente se va purificando,
experimentamos el milagro (el amor) que es nuestra herencia natural.
Por
lo tanto siempre tengamos en cuenta que la purificación es para los
pensamientos y no para la materia. En otras palabras, nosotros no
purificamos el “cuerpo” sino que mas bien los pensamientos que dan
testimonio de la creencia de que somos un cuerpo. Nosotros no
purificamos el “dinero” sino que los pensamientos que le dan valor al
dinero. Nosotros no purificamos el trabajo sino que los pensamientos que
dicen que el trabajo es nuestro sustento. Nosotros no purificamos la
"pareja" ni la "familia" sino que los pensamientos que dicen que nuestra
fuente de amor proviene de la pareja y la familia, y así sucesivamente.
Según
los pensamientos se van purificando nuestro apego sicológico al mundo
al igual que a nuestra identidad va poco a poco desapareciendo y lo que
se experimenta es paz, es amor, es la Verdad, en otras palabras, dejamos
de vivir desde miedo y vivimos desde el milagro (amor).
Por lo
tanto, deja de poner tu atención en el “mundo” o de lo contrario el
milagro será imposible. Que por algo se nos recuerda: "No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él," T-21.In.1:7