ACLARACIÓN: Antes de compartir
este escrito, las personas que están familiarizadas con mi practica de Un
Curso de Milagros que recuerden que nada de lo que comparto aquí significa nada y que
esto es puramente del mundo de las formas, no obstante voy a compartir desde mi
parte humana dejando el Curso a un lado.
En agosto del año 2014 tuve la oportunidad de hacer el Camino de Santiago
de Compostela comenzando en Jean Pied de Port, Francia y completándolo en Santiago de Compostela. La jornada me tomó 29 días en recorrer los
775 kilómetros.
El Camino es obviamente una experiencia personal y no pretendo que lo que
comparto se utilice como guía, es simplemente mi
percepción y lo que siento que
aprendí durante las etapas a lo largo de esa
jornada.
Reflexiones
Sobre el
Camino de Santiago por Nick Arandes
Aunque hay mucho misticismo relacionado con el Camino de Santiago, mi experiencia no obstante fue muy paradójica. El
Camino no es espiritual mientras que simultáneamente se podría decir que tiene una
esencia espiritual. El
Camino no es místico
aunque tiene una esencia de misticismo. El Camino no es nada
especial aunque se podría decir que tiene
algo de especial.
Para algunas personas su intención con hacer el
Camino es mas bien para alcanzar una meta (Santiago de
Compostela, o el certificado de peregrino).
Otras lo hacían porque creían que se iban a “iluminar” o que algo “místico” o “espiritual” sucedería. Hay quienes lo
hacen como una forma de penitencia, y otros como una promesa por algo que haya
sucedido en su vida por la que sienten que le deben algo a Dios o algún santo, etc. Y finalmente otros como forma de deporte o simplemente
para disfrutar esa experiencia.
Si me preguntas por qué lo hice, la verdad es que no tenía planes de hacer el Camino. Fue que durante ese mes quería visitar alguna parte de Europa, aunque también sentía que quería irme a un lugar donde pudiese digamos “desaparecer" del mundo, alejarme de todo; de las redes sociales,
de las charlas, del ordenador, y simplemente meditar, estar en un espacio de
quietud.
Por alguna razón, donde quiera que iba me preguntaban si había hecho el
Camino de Santiago, y que si no, que lo hiciera. Tanta
fue la insistencia de mi entorno para hacer el Camino que decidí hacerlo y todo el equipo se me proveyó. Fue como si la Vida me estaba empujando en esa dirección. En completa rendición,
acepté la invitación y un sentido de entusiasmo empezó a llenar mi corazón.
Eso si, estuve muy consciente de que no esperaba
nada del Camino. Pero si lo vi como una aventura, como una experiencia nueva,
diferente y excitante.
Lo primero que recomendaría es que se dejen a un lado todas las expectativas sobre el Camino. Simplemente verlo como una aventura, como una experiencia y
permitir que el
Camino mismo te sorprenda.
El que hace el Camino con
expectativas puede estar seguro de que se va a decepcionar, sobre todo si sus
expectativas son de ámbito “espiritual.”
No obstante, si alguna experiencia la cual se le
catalogase como “espiritual” sucediese, sería parte del proceso
de esa persona, por lo que una vez más
hago hincapié de que el Camino es una experiencia personal.
Otras sugerencias serían que el
Camino se hiciese solo y completo. Empecemos por la
primera sugerencia:
¿Por qué recomiendo hacerlo solo?
Porque cuando está uno caminando solo por tantas horas, promedio de seis horas
diarias, es como una meditación forzada, no puede
uno escapar de sus pensamientos.
Si aprovechas esos momentos para auto observar
lo que está escondido en la
mente que por lo general no se está
consciente de ello ya que nuestra vida cotidiana está tan llena de distracciones, podría uno experimentar una transformación muy profunda.
Pero para soltar o transcender esos pensamientos
hay que mirarlos y en el
Camino tienes muchas horas para contemplar. No
obstante, como por lo general no queremos ver lo que está escondido, muchas personas buscan la manera de distraerse y por eso
en el Camino observé peregrinos que o se
la pasaban casi todo el día con auriculares
escuchando algo para así poder mantenerse
distraídos, o se la pasaban casi todo el tiempo
hablando mientras que otros iban con una prisa impresionante, como que hay que
llegar ya!
Y una de las razones podría ser el creer que Santiago de Compostela es una meta que alcanzar,
cuando Santiago de Compostela es cada paso que tomamos. ¿No es así como mucha gente
vive su vida? Si no tienen una “meta” no pueden ser felices así
que se la pasan todo el tiempo moviendo en dirección hacia algún lugar porque no
pueden estar bien con este momento, con este instante que es lo único que es.
Tanto puede aflorar cuando estamos presentes
para que sea sanado durante ese tiempo que caminando solos ya que por lo
general, aun cuando meditamos y practicamos algún tipo de relajación mental en nuestros
hogares, no es lo mismo cuando se tiene la oportunidad de estar con uno mismo
por un periodo de un mes, seis a ocho horas diarias contemplando, observando,
sintiendo.
Por cierto, antes de continuar, no estoy
insinuando de que haya algo malo con querer distraerse con auriculares o querer
hablar con alguien. Hay tiempo para todo eso, pero mucha gente lo hacia para
desvincularse sicológicamente del hecho
de que son muchos los kilómetros que tenían que caminar a diario y les ayudaba en no prestar atención a cada momento, sobretodo cuando estaban cruzando las partes
llanas. Me acuerdo un peregrino diciéndome
que casi se volvía loco el pensar que
tenia que caminar tantos kilómetros por el llano
donde no habían arboles, bosques,
montañas, en fin, por donde no hubiese un paisaje
que cambiase para poder así distraerse.
Y sí,
durante ese tiempo caminando solos se podrá compartir con algún peregrino esporádicamente, pero cuando la mente se va poco a poco acostumbrando al
gozo de ese silencio, las conversaciones son mas cortas y es como si la mente
lo pidiese a menos que uno no se sienta cómodo con el silencio ya que una vez más, no quiere o no puede lidiar con sus pensamientos.
Yo disfruté por ejemplo compartir en albergues y con otros peregrinos. Pero
todavía me acuerdo salir a las seis de la mañana cuando todavía estaba oscuro con
mi linterna y disfrutando de la quietud de la mañana, y durante el día, aun cuando estaba
cruzando espacios abiertos donde mucha gente se desesperaba porque como ya
compartí los llanos no le
aportaban cambios de paisajes y por lo tanto se sentían como que era un camino largo. Para mi era nada mas que espacio,
un bello espacio para ser, para estar, para contemplar, para sentir, para
reflexionar.
Ahí
es cuando te das cuenta como la mente que está tan identificada con el conflicto siempre quiere llegar a algún sitio porque nunca está
bien con lo que es.
El Camino de
Santiago nos ofrece la oportunidad de aprender a
aceptar, a estar bien con lo que es. Y si no aprendemos esa lección en la primera etapa, no hay porque preocuparse pues durante el
trayecto completo hay muchos días para practicar no
solo la aceptación sino que la
paciencia, la tolerancia, la comprensión,
la contemplación, el silencio, y
mucho mas de lo que uno se podría imaginar. Vamos
ahora a la segunda sugerencia.
¿Por qué recomiendo hacer el Camino completo?
La razón
ahora por la que recomiendo que el Camino se haga completo es porque es ahí donde nos damos la oportunidad de que salga toda la resistencia,
mas también es como ver si
podemos pasar todas las pruebas del Camino.
Me explico. Se podría decir que el
Camino se divide en etapas, la física, la sicológica y la contemplativa y la “espiritual”. Dentro de la etapa contemplativa caería lo que se le conoce como lo “espiritual” o “místico” del
Camino pero decidí ponerla como otra etapa.
Vamos por partes: Primera etapa, la física.
Al principio uno está tan entusiasmado por hacer el Camino que su enfoque
es mas bien en ver cuantos kilómetros puede
recorrer, o que tan rápido lo puede hacer,
otros intentan ver que tanto pueden empujar su cuerpo, como cuando uno va al
gimnasio y se pone a levantar pesas, por lo general mas de lo que debería porque está tan entusiasmado,
luego llega en próximo día y todos los músculos le duelen.
Tampoco estamos muy presentes. Es ahí donde la gente es mas apta a experimentar lesiones, accidentes por
las que pueda que se sientan forzados a dejar el Camino.
Yo personalmente bajando la cuesta de los
Pirineos, que por cierto fue la primera etapa de mi jornada, me estaba quitando
el poncho de agua mientras caminaba por lo que resbalé y me caí. En ese momento pude
haber sufrido una lesión que me forzase a
dejar de continuar con el
Camino.
Luego en la tercera etapa sufrí un dolor en la parte baja de la espalda que no sabia si iba a poder
continuar caminando. No obstante, siempre me cuidé y observé como me iba
sintiendo, pero esas experiencias me apoyaron a que prestase atención y no tomase el Camino de Santiago por un hecho. Me di
cuenta de que aunque mi condición física para hacer el Camino estaba bien, hay otros factores que
tienen el poder de influenciar el resultado.
Ahí
es donde uno empieza a aprender la verdadera humildad. Hay un refrán que dice que perro que ladra no muerde. Me sorprendí cuanta gente iban muy de prisa, muy entusiasmados caminando,
inclusive, personas que se adelantaban muchos Kilómetros, sin embargo en tres o cuatro etapas mas adelante cuando se
supone que deberían estar muy
adelantados te las encontrabas de nuevo, mientras que otros se vieron forzados
a dejar el Camino.
Pues aunque se “supone” que aprendí mi lección sobre no quitarme
piezas de ropa mientras camino al igual que prestar atención, todavía estaba en la etapa
física ya que despues de superar los dolores
que experimenté durante los primeros
días, empecé una vez mas a hacer trayectos de muchos Kilómetros.
Me acuerdo haberme levantado temprano en Manera,
empiezo a caminar y la meta ese día
para mi era llegar a Los
Arcos. Anduve muy rápido y estaba cubriendo kilómetros
como si fuese una maquina. No obstante, tres cosas sucedieron. Una que cuando
llegué el pueblo antes de los Arcos el cual
estaba a casi 12 Kilómetros de distancia,
sentí como un malestar en el pecho. Puede que
haya sido por estar tan de prisa sin parar por lo que consideré la posibilidad de quedarme en ese pueblo.
Cuando me senté en un banco y descansé,
me comí algo y nuevamente me sentí bien por lo que decidí
continuar.
Lo segundo fue que aproximadamente dos o tres kilómetros antes de llegar a los Arcos, que por cierto todo eso era
llano y no había sombra casi, vi una
camioneta que vendía jugos, cosas para
comer y agua. Me acuerdo que al preguntarle que tan lejos estaba del próximo pueblo me dijo el que estaba atendiendo esa camioneta que como
a unos veinte minutos. Le pregunté
cuanto costaba el agua y aunque no me acuerdo el precio el solo tenia botellas
pequeñas.
En vez de gastarme el dinero pensé que era muy caro y decidí
continuar con lo que me quedaba de agua ya que eran quizás unos veinte minutos más.
La sorpresa que me di fue que ya era poca el agua que me quedaba, el día era muy cálido, muy soleado, no
veía rastros de un pueblo y empecé a observar la mente preocupándose por la posibilidad de una deshidratación.
Que lección interesante sobre la vida en
general. Tenía sobre mil euros en mi mochila, y por no quererme gastar esos
par de euros pude haber experimentando las consecuencias de una deshidratación. Y ese día por cierto la distancia que
recorrí fueron casi 40 Kilómetros.
Cuando finalmente llegué al pueblo sin prácticamente agua, una
vez que me acomodé en el albergue, tuve
que tirarme en la cama y descansar porque estaba creo que experimentando un
poco de los efectos de no tener suficiente liquido en el cuerpo por lo que tomé mucha agua, luego fui a bañarme,
lavar ropa y continuar con lo que tenia que hacer ese día.
La tercera cosa que sucedió fue que continuando el próximo
día con mi cabeza dura, empiezo a sentir un
dolor en el tobillo izquierdo, y sigo empujando hasta que llego a Logroño donde ya el dolor era insoportable. Ahí empecé a cuestionar si iba
a poder continuar el
Camino.
En ese momenmto otra de las lecciones que se me
presentó fue la del desapego.
Si hubiese estado apegado a llegar a Santiago hubiese sufrido. Pero mi actitud
no obstante fue que si se supone que llegue a Santiago eso sucederá y si no confiaría en la sabiduría de la vida y con mucho amor dejaría el
Camino a un lado. ¿Cuanta gente se hubiese sentido decepcionado si no hubiesen podido
alcanzar su “meta”?
También
tenia algo muy claro y es que mi intención fue hacer el
Camino de Santiago no el Camino de
sufrimiento por lo que si el dolor continuaba yo no estaba interesado en
machacar el tobillo. Sin embargo, las condiciones se dieron que parecía como que podría continuar con el
Camino y lo que necesité se me proveyó. Voy a compartir brevemente lo que tuvo lugar para que pudiese
continuar con la jornada.
La encargada del albergue conmigo fue muy atenta
y me dijo que había un ambulatorio
cerca, como a un kilómetro de distancia,
pero como yo no estaba en condiciones de caminar esa distancia con el tobillo
tan dolorido me dijo que podría llamar a un taxi y
que si el medico escribía una carta diciendo
que estaba lesionado y que tendría
que descansar que con todo gusto me podría quedar en el albergue ya que para que un peregrino se quede mas de
un día en un albergue publico tiene que tener
una carta del medico.
Cuando voy a buscar un taxi un peregrino que
escuchó la conversación se ofreció a ir conmigo porque
el tenia unas ampollas y quería que un medico las
viese. Fuimos juntos y compartimos el taxi. Cuando llego al hospital no había nadie esperando, sin embargo como yo tengo pasaporte americano no
tenia la documentación para los servicios
médicos de Europa, sin embargo el peregrino que fue conmigo fue el que habló y simplemente tomaron mi identificación y me atendieron sin costo alguno.
La doctora era de Santo Domingo, hablamos un
rato, muy atenta, me vio el pie y me diagnosticó una tendinitis por lo que me dijo que tenía que reposar mínimo tres días. Luego me dio unas pastillas anti inflamatorias para que tomase
durante los próximos tres días, me dijo que me pusiera hielo por 15 minutos tres veces al día y una crema me recomendó
para que untarse en la parte dolorida.
Y eso es sin mencionar todos los peregrinos que
cuando me veían con el hielo sobre
el pie me ofrecían cremas para
ponerme, sugerencias, otros me contaban sus experiencias con alguna tendinitis
y como la superaron. En fin, tenia un equipo de ángeles peregrinos a mi alrededor.
Algo muy curioso también sucedió. Cuando me siento a
ponerme hielo en el pie, una paloma que estaba cojeando se me acercó. Le compartí un poco de mi pan, y
cada vez que bajaba a ponerme hielo ahí
estaba. ¿Que significa eso?
Nada. Fue solo una anécdota curiosa.
Aqui está la foto de la paloma cerca de mi pie:
Hice lo que la doctora me dijo, mi estancia en
el albergue fue muy placentera, toqué
la guitarra para algunos peregrinos, unos italianos me prepararon pasta y me
enseñaron como hacer la salsa casera, en fin fue
una experiencia inolvidable.
Pero aquí no termina todo. El tercer día en el que voy a continuar la jornada, le pregunté a la encargada del albergue si había alguna tienda para comprar un bastón o uno de esos palos de esquiar ya que con el tobillo que todavía se estaba recuperando necesitaría un apoyo mas bien para cuesta abajo. Ella fue a su despacho, me
dio uno y me dijo que era regalo del albergue ya que algún otro peregrino lo había
dejado. Y ese bastón me acompaño durante el resto del Camino lo cual lo utilicé durante las bajadas y me fue muy útil. Como podemos ver, el Camino (la vida) siempre nos está apoyando.
Después
de esa etapa, ya no sabia honestamente si terminaría el
Camino porque el pie todavía tenia un poco de dolor, aun me quedaban pastillas que la doctora
me recetó por un día más, no obstante decidí ir muy lento. Siento que ahí fue donde empecé la etapa mas
contemplativa. No tenia prisa, estaba apoyando el pie muy cuidadosamente,
dejando la mayor parte del peso sobre el pie derecho, con la actitud de que
llegaré a donde tenga que llegar ese día sin presión.
Las próximas
etapas eran mas bien de recuperación,
pero también lo cogí con mas calma. Una vez se recuperó el tobillo, siempre queda la memoria de que podría lesionarse de nuevo por lo que me sentía inclinado a estar mas consciente.
Segunda etapa: contemplativa:
La etapa contemplativa siento que es cuando se
reconoce que por mas rápido que uno quiera
ir el Camino no se va a acortar, por lo que va a llegar un punto en el que la
parte física va a tener que
ceder.
Habiendo dicho eso no obstante, me sorprendí como hay gente que se queda en esa etapa física todo el tiempo. Como en la vida misma, hay quienes toda su vida
se la pasan luchando ya que eso es lo que han aprendido y por lo tanto para
ellos la vida es una lucha constante. Y vivirán para luchar y morirán
luchado.
Sin embargo, el Camino podría ser una experiencia muy profunda donde uno puede llevar las
lecciones aprendidas a la vida cotidiana y empezar a cambiar todos los esquemas
y creencias con los que se habían identificado.
En el Camino nunca tuve que luchar, sino que
hacer una sola cosa, poner un pie en frente al otro. Para muchas personas eso
es muy difícil porque no toman
consciencia de que lo importante no es llegar a ningún lugar sino que aprender a estar bien con cada paso.
La vida es cada paso. Santiago es nada mas que
un pensamiento hasta que uno esta en Santiago. Por eso los que llegan a
Santiago y no aprenden la lección que todo el Camino le brindó la oportunidad de
aprender, tampoco van a estar contentos en Santiago.
¿Que diferencia hay si
estas en los Pirineos, o en Logroño,
o en Burgos, en en cualquier trayecto a través del
Camino? Cada paso que das te brinda la oportunidad de
reconocer que solo este momento es importante.
No obstante si el enfoque es en llegar a
Santiago a toda costa, se buscará
la manera de mantenerse distraído durante la
jornada, ya sea hablando con otros peregrinos en el Camino, escuchando
música, o buscando cualquier forma de
distraerse. Y por cierto, esto también
es parte de la etapa sicológica.
Como compartí a principio de este escrito, el Camino nos brinda
una gran oportunidad para estar con nuestros pensamientos, para ver lo que hay
ahí por muchas horas al día y por un mes aproximadamente.
Eso costaría miles y miles de dólares en terapia, en
búsqueda “espiritual” mientras que el Camino te lo ofrece prácticamente gratuito
ademas de ser una experiencia muy enriquecedora y llena de paisajes preciosos.
No me sorprendería si hasta una
persona que experimente depresión obtendría un gran beneficio con la experiencia del camino. Pero obviamente
estoy especulando.
No solo eso, si eres una persona muy sociable,
podrías terminar con amistades de todo el mundo,
pues no todo es introspección. La vida es un
balance de trabajo interno pero también
de dicha, de gozo, de diversión.
Segunda y tercera etapa: La sicológica.
¿Por qué le adjudique a la parte sicológica dos etapas? Porque en realidad todo el Camino es sicológico. Pero la parte física
es un distractor tan grande que se esconde o se suprime mucho la parte sicológica. Por eso es que una vez más recomiendo que el Camino se haga completo para darle tiempo el Camino a sacar todo lo que ya no se puede esconder.
Si se hace el Camino por partes,
por lo general se puede quedar uno en la parte física y no hay tiempo para profundizar ya que cuando está ahora uno empezando a sentir el peso sicológico del
Camino se utiliza la voluntad para terminar su parte del Camino. Y eso con mucha fuerza de voluntad se puede hacer. Pero utilizar
fuerza de voluntad cuando sientes el peso sicológico en digamos la sexta o décima etapa y todavía te quedan veinte o
más etapas es diferente.
Una analogía seria la de estar en una piscina y tener que nadar por debajo del
agua una distancia. Digamos diez metros. Puede que estés prácticamente a punto de
no poder mas, pero si ves la pared a solo medio metro, eres capaz de empujar
hasta llegar a la pared, aun cuando al sacar la cabeza fuera del agua sientas
que un paso mas y te ibas a asfixiar.
No obstante, imagínate que estás ya casi sin
oxigeno, y la pared de la piscina todavía está a tres metros mas,
posiblemente sin pensarlo dos veces sacas la cabeza fuera del agua porque
simplemente no puedes mas.
Aunque el Camino no sea tan extremo como eso,
pero utilizar la fuerza de voluntad para terminarlo cuando faltan muchas etapas
requiere de un cambio de mentalidad bastante intenso, y sin embargo, de la
manera que lo experimentas es cuando sueltas expectativas, cuando sueltas la
meta, cuando te rindes a cada momento, cuando empiezas a bajar la velocidad,
cuando te das mas espacios de descanso sin empujar, ¿y no es esa una gran lección
para la vida cotidiana?
Lo interesante del caso es que aunque se haya
experimentado malestares físicos,
inconvenientes, bloqueos mentales, incomodidad sicológica,
la lección mas profunda de
esta experiencia al dejar de sufrir y luchar es que a Santiago no se llega de
prisa sino que paso a paso.
Podría
sentarme aquí a contar
experiencias especificas de como el Camino me apoyó una y otra vez, sincronicidades, no obstante, el mensaje fue el
mismo, si se supone que esté en Santiago así será, y no llegaré por voluntad propia, llegaré paso a paso.
Eso es la vida. Nuestros deseos no se cumplen por
voluntad propia. Solo se cumplen, primero porque es la voluntad de la vida,
segundo es que si se supone que se cumplan será en su momento no cuando queremos, y tercero es que para alcanzar
ese destino solo ocurrirá cuando cada enfoque
es en el paso que tenemos en frente y no en la meta. Sí, tenía deseos de llegar a
Santiago, pero cuando me rendí completamente, solo
sabia que si se supone que este en Santiago así será.
Una vez que experimenté todos mis percances y me di cuenta de que no sabia si llegaría a Santiago, lo único que pude hacer
fue poner un pie en frente al otro.
Y lo lindo de esa experiencia fue que durante el Camino me llegaron muchas inspiraciones para hacer cosas, canciones,
escribir libros, y ahora me doy cuenta de que no es que esos deseos no estén ahí, solo que no tengo
prisa.
En otras palabras, la llegada a Santiago no es
importante, es la paz interna que siento cuando confío en la vida y me desapego al deseo de llegar a Santiago. Y paradójicamente, a Santiago llegué
pero no fue nada importante. Lo único
que es “importante” es este momento porque es el único que hay.
Ultima etapa: “Espiritual”.
Pongo la parte espiritual entre comillas porque
una vez mas no quiero que se haga uno expectativas sobre el Camino. Sin embargo hay algo místico
sobre esa etapa que por lo general aunque puede tener lugar en todo momento,
siento que al final, cuando uno ha pasado por tanto es cuando se
experimenta.
Aunque esto es solo una opinión personal, siento que no es lo mismo hacer unas cuantas etapas y
llegar a Santiago que haber hecho el camino completo y llegar a Santiago ya que
son tantas las experiencia acumuladas, las lecciones, los procesos físicos y mentales que llegar a Santiago después de un peregrinaje tan extenso es como un logro muy significativo y
personal que solo un peregrino que haya hecho el camino completo lo podría entender.
Cuando uno llega a Santiago se llena de una
alegría no solo por haber completado el Camino, sino que por todos los peregrinos que llegaron, los que quizás si te quedas unos días
los ves llegar luego porque perdiste contacto con ellos y te regocijas en
verlos, o los que llegaron primero se regocijan en verte a ti llegar.
Es como un sentido de unidad, de amor, de
hermandad, donde uno no piensa en uno sino que en los demás. Para mi eso es lo que lo hace espiritual. No que vas a “iluminarte” ni nada así por el estilo.
También
para algunos se podría considerar como un
reto que rompió los esquemas de sus
creencias y llegar a Santiago era como darse cuenta de que las limitaciones que
se habían puesto a si mismos eran falsas.
Santiago también era como regresar a casa, a nuestro hogar, inclusive siento que
hasta un ateo empieza a creer en algo.
Si decides hacer el Camino de Santiago,
recuerda que la lección mas importante está sucediendo en cada paso que tomas. Y el Camino de Santiago
lo estás haciendo ahora.
Quizás
Santiago para ti sea alguna meta o deseo que tengas. Lo que compartiría desde mi perspectiva sería
observar cada instante, y en su debido momento, si se supone que lo que deseas
suceda sucederá y lo sabrás porque sucedió.
Me disfruté el
Camino. Pero reconozco que Santiago fue una experiencia
pasada, y lo más importante en este
momento son estas palabras que estoy escribiendo hasta que deje de escribir. Y lo
que esté haciendo luego será el paso mas importante, ¿por
qué? Porque es lo que esta sucediendo, es lo
que es y no hay nada mas!
Esta fue mi
trayectoreia:
Punto de partida: Saint Jean Pied de Port,
Francia
Destino: Santiago de Compostela, España
Dia 1: Saint Jean Pied
de Port - Roncesvalles 27,1 Km
Dia 2: Roncesvalles - Zubiri 21,5 Km
Dia 3: Zubiri - Cizur
Menor 25,4 Km
Dia 4: Cizur Menor -
Maneru 24.6 Km
Dia 5: Maneru – Los
Arcos 39.4 Km
Dia 6: Los
Arcos - Logroño 28 Km
Dia 7: Logroño - Ventosa 19.9 Km
Dia 8:
Ventosa - Sto. Domingo de la Calzada 30,9 Km
Dia 9: Sto.
Domingo de la Calzada - Belorado 23.5 Km
Dia 10: Belorado - Agés 27,4 Km
Dia 11: Agés - Tardajos 32.9 Km
Dia 12:
Tardajos - Hontanas 21,2 Km
Dia 13:
Hontanas - Boadilla del Camino 28,5 Km
Dia 14:
Boadilla del Camino - Carrion de los Condes 24,6 Km
Dia 15: Carrión de los Condes - San Nicolás del Reel Camino 32,5 Km
Dia 16: San Nicolás del Reel Camino – Bercianos
del Camino 18.5 Km
Dia 17:
Bercianos del Camino – Mansilla de las Mutas 26,6 Km
Dia 18:
Mansilla de las Mutas – León 18,5 Km
Dia 19: León – San Martín de Camino 26,2 Km
Dia 20: San Martín de Camino - Astorga 25 Km
Dia 21: Astorga - El Acebo 37,4 km
Dia 22: El
Acebo - Cacabelos 32,7 Km
Dia 23: Cacabelos - O
Cebreiro 26,3 Km
Dia 24: O Cebreiro -
Triacastela 21,1 Km
Dia 25: Triacastela - Barbadelo 22,8 Km
Dia 26: Barbadelo -
Gonzar 25,7 Km
Dia 27: Gonzar -
Melide 32.5 Km
Dia 28: Melide - Pedrozo 33,9 Km
Dia 29: Pedrouzo -
Santiago de Compostela 20 Km
Distancia recorrida: 775 Km (482 Millas)