Lo Que Aprendi Para el 2016 por Nick Arandes


En una conversación reciente una amistad me preguntó, “Nick, ¿que has aprendido en este año?” Su pregunta se basa en que según ella, es importante siempre aprender algo nuevo. Me comentó, entre las cosas que aprendió, que es importante para ella tener metas porque si no su vida no tendría sentido. Se la pasaría en su casa distraída con algún juego o televisión, etc. Obviamente es una persona muy joven y todavía tiene mucho en la vida por explorar y vivir.

Cuando reflexioné sobre su pregunta, me di cuenta de que lo que he aprendido, y eso es algo que en realidad ha sido el mismo aprendizaje en los últimos años, es que no se absolutamente nada. Todo el sufrimiento, todo miedo, toda decepción, todo problema, todo estrés, en fin, toda experiencia que me llevó a experimentar tanto dolor surgió a raíz de yo creía “saber”.

Creía que sabia lo que quería, creía que sabia como conseguirlo, creía que sabia lo que tenia que hacer y que decir, etc. No obstante, según he dejado de intentar “controlar” la vida, que por cierto, algo que sí aprendi es que nunca la controlé y que nunca la podré controlar, he observado una paz y una tranquilidad al permitir que las cosas sean con son.

¿Significa eso que me voy a quedar viendo televisión en un sillón “confiando” en que la vida va a hacer las cosas por mi? ¡No! Lo que sí significa es que cuando dejo mi pasado, lo que he “aprendido”, a un lado, y me abro a cada momento presente, la vida misma me inspira a que decisiones tomar, a que hacer, a como manejarme en el mundo, mas todo lo que necesito se me provee para recordar una y otra vez que mi sustento es la vida. Otras palabras para vida serían amor, paz.

Eligiendo la palabra paz como substituto a la palabra vida ya que la palabra amor tiene tantas interpretaciones confusas, si permito que la paz sea lo mas importante en mi vida, no tengo que preocuparme por que decir ni que hacer. La vida misma se hace a través de mi. Y en vez de pensar en un futuro, buscando que hacer o que no hacer, observo el trayecto de la misma y me dejo sorprender una y otra vez con lo que se ha hecho.

Si hubiese intentado planear la vida que he vivido, hubiese sido completamente imposible. Las personas que he conocido, los lugares que he visitado, las cosas que he hecho, los recursos que se me han proveído, en fin, si hubiese intentado establecer todas esas experiencia como metas, cualquiera me hubiese dicho que esas metas no son realistas.

Pero yo no estoy aquí para establecer metas realistas o no realistas. Yo estoy aquí para ponerme al servicio de la vida. Ella sabrá que hacer conmigo en cada momento. Por lo tanto, siento que una buena oración para comenzar este nuevo año, y por consiguiente todos y cada uno de los años siguientes seria:

“Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, como amar.

Porque es:

Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.”

Si me preguntan que sería importante aprender, sería aprender esa simple oración de San Francisco de Asís

Mientras tanto, ¡Feliz Año Nuevo!