La
aceptación es una de esas ideas que veo estudiantes resistiendo, en
gran parte porque confunden la "aceptación" con "abrazar" o “gustar” o
"tolerar". Así que cuando digo "Acepta que el crecimiento de tu
conocimiento de la Verdad es un proceso" o "Acepta que tu jefe es
injusto" o "Acepta que tienes una enfermedad crónica" ellos piensan que
estoy sugiriendo que traten de que esas cosas le gusten o que traten de
aprobar esas cosas.
Pero lo que quiero decir con la "aceptación"
es "reconocer la situación tal como es, sin resistirla o juzgarla”.
Resistir o juzgar una situación es lo que la mantiene aprisionada en tu
mente. Es la forma en que te aferras a ella. La aceptación es la forma
en que la dejas ir.
Resistiendo y juzgando es como cierras tu
mente. Y una mente cerrada no puede escuchar al Espíritu Santo (Maestro
de la Verdad) en tu mente. Así que la aceptación es la manera de abrir
tu mente a soluciones a problemas, o abrir la mente a ver la situación
de otra manera. El juicio y la resistencia también añaden incomodidad o
dolor a cualquier situación. Con la aceptación no añades incomodidad o
dolor de una situación que de por si es incómoda o dolorosa.
Así
que “aceptando que el crecimiento de tu conocimiento de la Verdad es un
proceso" se convierte en la forma en la que permites que el proceso se
desarrolle naturalmente. Te mantiene abierto y dispuesto. "Aceptar que
tu jefe es injusto" abre tu mente a formas de trabajar con ella dentro
del contexto de lo que sabes sobre ella. “Aceptar que tienes una
enfermedad crónica" se convierte en la forma en que abres tu mente a
ideas de como cuidar del cuerpo
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