Pregunta: “Hola
Nick deseo que te estés muy bien en estos momentos y siempre. Estuvimos
en una charla de Un Curso de Milagros aquí en El Paso Texas ahora en
Abril en casa de Miriam ... Te pido si me puedes ayudar a descifrar lo
que Jesus me dice en la página 680 de UCDM "VII. El arca de seguridad".
Le pedí a Creador de todo lo que es, por un amigo que esta enfermo dd
cáncer.. Y abrí al azar esta página. Me podrías ayudar para comprenderla
mejor? Gracias de antemano por tu ayuda. Un abrazo!”
Comentario:
El juego de palabras puede ser confuso si sacas el mensaje fuera de
contexto. Te darás cuenta de que aunque utiliza términos como "cuerpo" y
"enfermedad" y "curar el cuerpo", está hablando del contenido de la
mente. Así que voy a primero elaborar un poco sobre esa sección del
texto, y luego voy a compartir muy brevemente la situación con tu amigo
para que todo esto haga sentido.
Esa sección del curso empieza por: “Dios
no pide nada, y Su Hijo, al igual que Él, no necesita pedir nada, 2pues
no le falta nada. 3Un espacio vacío, o una diminuta brecha, sería una
insuficiencia. 4Y sólo ahí podría él querer tener algo que no tiene. 5Un
espacio donde Dios no se encuentra o una brecha entre Padre e Hijo no
es la Voluntad de ninguno de los dos, que prometieron ser uno solo. 6La
promesa de Dios es una promesa que Él se hizo a Sí Mismo, y no hay nadie
que pudiese ser desleal a lo que Su Voluntad dispone como parte de lo
que Él es. 7 La promesa de que no puede haber brecha alguna entre Él y
lo que Él es no puede ser falsa.” T-28.VII.1:1-6
En otras
palabras Dios y su Hijo no se separaron. Sin embargo aparenta como que
Dios se separó de su Hijo (se separó de Si Mismo), y por consecuencia
nos experimentamos separados los unos de los otros aparentando tener un
cuerpo. Por lo tanto la mente ahora se experimenta dividida. Que sería
lo mismo que decir, Dios se encuentra dividido. Pero esa brecha entre
Padre e Hijo es falsa. “La promesa de que no puede haber brecha alguna entre Él y lo que Él es no puede ser falsa.” T-28.VII.1:1-6
Luego otro extracto de la misma sección dice: “Cuando
ése se vuelve tu propósito, el cuerpo se cura, pues no se le utiliza
para dar testimonio del sueño de separación y enfermedad. 2Tampoco se le
culpa fútilmente por lo que no hizo. 3Su propósito es ayudar a que el
Hijo de Dios sane, y, debido a ello, no puede enfermar.” T-28.VII.4:1-3
Aquí
te das cuenta de que si sacas las palabras fuera de contexto, tomadas
literalmente, la sección se estaría contradiciendo a si misma, pues por
un lado Dios nunca se separó de Si mismo, por lo tanto no hay “cuerpos
separados” y ahora aquí te habla de que si cambias el propósito del
cuerpo el cuerpo se cura. Pero el problema es que ¿como se le va a
cambiar el propósito al cuerpo para que el cuerpo se cure cuando no hay
cuerpo? Que por eso empieza la sección con: “5Un espacio donde Dios
no se encuentra o una brecha entre Padre e Hijo no es la Voluntad de
ninguno de los dos, que prometieron ser uno solo.” T-28.VII.1:5
Entonces,
si vas leyendo esa sección te vas dando cuenta de que la “enfermedad”
de la que está hablando es de la relación que tienes con tus hermanos,
que son lo mismo que tu. Por lo tanto, el cambio de propósito es mental,
no corporal, para que la mente se cure de la creencia en la separación y
la enfermedad lo que represente es la creencia en la separación, no una
enfermedad física. Y esa creencia que se perciba a raíz de percibirme
separado de mis hermano, de mi mismo, es lo que se tiene que corregir
para entonces poder percibir la unidad que soy. De nuevo, lo que se
corrige es nuestra percepción. Esa es la unica "enfermedad" de la cual padece la mente, no el cuerpo.
Observa como esa sección del curso termina con: “‘Tu
hogar está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e
impecabilidad’, así como sobre todo lo que su Padre le prometió.
2Ningún pacto secreto que hayas hecho en lugar de eso ha estremecido en
lo más mínimo los Cimientos de este hogar. 3El viento podrá soplar sobre
él y la lluvia azotarlo, pero sin consecuencia alguna. 4El mundo será
arrastrado, pero este hogar permanecerá en pie para siempre, pues su
fuerza no reside sólo en él. 5Es un arca de seguridad, que descansa
sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre moraría a
salvo en Él. 6¿Qué brecha podría interponerse entre la seguridad de este
refugio y su Fuente? 7Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es,
sin atribuirle más o menos valor del que tiene como medio para liberar
al Hijo de Dios a fin de que pueda regresar a su hogar. 8Y con este
santo propósito se convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya
que comparte la Voluntad de tu Padre contigo.” T-28.VII.7:1-7
Vamos a mirar ese párrafo mas de cerca manteniendo el contenido no dualista del mismo y verás como hace perfecto sentido.
“Tu
hogar está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e
impecabilidad*, así como sobre todo lo que su Padre le prometió.” T-28.VII.7:1
Observa
que ni siquiera está hablando de tu salud sino que la de tu hermanos.
¿Por qué? Porque si tu percibes a tu hermano como pecador, te percibes a
ti como pecado ya que tu hermano y tu son parte de lo mismo. Son lo
mismo, pues Dios nunca se separó de Si Mismo y por consiguiente no hay “cuerpos separados.” Esa es la proyección.
Por
lo tanto ¿que diferencia hay entre un cuerpo “enfermo” y uno “curado”
si el cuerpo es una proyección mental de separación? Por eso es que se
nos dice: “7Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más o menos valor del que tiene como medio para liberar al Hijo de Dios a fin de que pueda regresar a su hogar.” T-28.VII.7:7
“2Ningún pacto secreto que hayas hecho en lugar de eso ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar.” T-28.VII.7:1
Como
la separación nunca ocurrió, y tu estás en tu Hogar, pues eres uno con
Dios, y ningún pacto secreto (creencia de ser un cuerpo separado de
otros) puede estremecer los cimientos, en otras palabras cambiar lo que
tu ya eres. Es como cuando duermes, en el sueño puedes soñar todo tipo
de cosas, que eres un héroe o un villano, que estás enfermo o sano, que
mueres o naces, pero nada de eso puede cambiar de ninguna manera tu
realidad, la cual es que eres el que está sano y salvo en su cama
soñando todo eso. Que por eso el párrafo continúa: “3El viento podrá
soplar sobre él y la lluvia azotarlo, pero sin consecuencia alguna. 4El
mundo será arrastrado, pero este hogar permanecerá en pie para siempre,
pues su fuerza no reside sólo en él. 5Es un arca de seguridad, que
descansa sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre
moraría a salvo en Él.” T-28.VII.7:3-4
“6¿Qué brecha
podría interponerse entre la seguridad de este refugio y su Fuente?
7Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más o
menos valor del que tiene como medio para liberar al Hijo de Dios a fin
de que pueda regresar a su hogar. 8Y con este santo propósito se
convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la
Voluntad de tu Padre contigo.” T-28.VII.7:6-7
Aquí lo que
corrobora es que si puedes utilizar tus relaciones para sanar la mente
de la creencia en la separación, el cuerpo no se le atribuye ningún
valor sino que se utiliza para observar como la mente se percibe
separada de otras, como la culpa inconsciente se le quiere proyectar a
“otros”, y aunque tus sentidos, que solo tienen que ver con un cuerpo,
dan testimonio de una separación, no permitirás ser distraído por ellos y
utilizas todas tus experiencias, todas tus relaciones para adjudicarles
el único propósito que hay, el de perdonar para sanar cualquier tipo de separación que percibas entre tu y tu hermano (entre "tu" y "tu").
De
nuevo, no estamos hablando de percibir separación física, pues eso es
lo que mis ojos continuarán percibiendo siempre y cuando esta sea mi
experiencia. No obstante, puedo percibir amor, aun cuando veo un mundo
de separación. Y eso es no dejarme distraer.
Utilizando un
ejemplo mundano, si tu hermano te insultó, y eso te dolió, crees que tu
hermano es culpable y te sientes como víctima. El problema es que tú y
tu hermano son lo mismo, son proyecciones de la misma mente, y al
tu identificarte como cuerpo separado, se te olvida que tu eres parte
de esa misma mente que esta soñando a los dos.
Así
es como la mente se percibe como separada, como dividida, y si culpas a
tu hermano no puedes sino que sentir los efectos de culparte a ti
mismo, eso podría manifestarse en una aparente enfermedad en el cuerpo.
Si
de lo contrario se utiliza cada una de las relaciones para practicar el
perdón, si la mente se siente llena de paz y amor, aun cuando haya sido
testigo de un insulto por uno de los “otros” hermanos, y aquí, como nos
recuerda la ultima oración de ese párrafo: “8Y con este santo propósito
se convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la
Voluntad de tu Padre contigo,” T-28.VII.7:8 puede que ocurra un cambio
en lo físico, en donde un cuerpo “enfermo” experimenta una “curación.”
Esto
no garantiza que un cuerpo se vaya a “curar”, pero si garantiza que no
hay distracciones ya que el Santo Hijo de Dios recuerda Su Realidad, y
al recordar Su Realidad no tiene ya necesidad de continuar proyectándose
en un cuerpo separado. A raíz de ese cambio de mentalidad, o el
cuerpo se deja a un lado y se despierta del sueño, o continuará en el
mundo por el tiempo que sea, solo que con una mente tranquila,
regocijando en la paz de Dios independientemente de las condiciones del
cuerpo. Pues ya el cuerpo no es distracción. Por eso se nos recuerda: “Hay
una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca
serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo.
Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos.“ W-pI.155.1:1-3
Habiendo
compartido ese extracto del curso, con relación a la inquietud con tu
amigo, cuando lo percibes a él enfermo estás percibiendo a una parte de
ti enferma. Y no sabes que decirle porque tu enfoque está en curar su
cuerpo y no su mente, que forma parte de la tuya.
Por
lo tanto, pedir ayuda al Espíritu Santo es a que El te enseñe a ver al
Santo Hijo de Dios en tu amigo, pasando por alto la distracción con las
formas. Sí, la forma ve a un cuerpo enfermo, pero el contenido es el
mismo. El contenido es que tu, al igual que él son parte de Dios libre
de pecado, completamente inocente.
En el caso de tu amigo,
hablando hipotéticamente, quizás el tiene un trabajo que hacer de perdón
y su cuerpo está corroborando el miedo que hay en su mente. Por lo
tanto, mientras el continúa con su situación a nivel de la forma
recibiendo atención medica, simultáneamente puede empezar a observar mas
detalladamente el contenido de su mente, viendo donde hay rabia, ira,
resentimientos hacia algún hermano y perdonar.
Desde
ese espacio, una de dos cosas puede que suceda, 1: que al perdonar
completamente el cuerpo termine experimentando una curación física pues
ya el no se está auto castigando con esa enfermedad, o 2: que una vez su
mente descansa en la paz de Dios, habiendo sanado sus relaciones, que
el cuerpo se deja a un lado y el regocije en la unidad con Su Padre
(conSigo Mismo). Pero lo importante es que cualquiera que termine siendo
la consecuencia del perdón, las dos son consecuencias ¡felices!
Permíteme
cerrar esta nota con una anécdota. Hace muchos años atrás había una
pareja que trabajaba mucho el perdón, y en uno de sus talleres llegó una
mujer que estaba críticamente enferma de cáncer, hasta el punto que no
tenía esperanza de que pudiese sobrevivir. El enfoque de esta pareja con
ella nunca fue en lo físico sino que en observar donde había ira y resentimiento en su mente.
Según
el taller iba terminando la muchacha les comentaba que ella había
perdonado a todos sus hermanos excepto a su padre. Que a ese si que no
iba a poder perdonar. Entonces la pareja le dijo que no tenía que
preocuparse porque como ella no es en realidad un cuerpo qué podría
dejarlo entonces a un lado y que no pasa nada. Eso llevó a esa mujer a
reflexionar, y a comprender que su perdón si no es total no habría
posibilidad de sanar. Para poner fin a este relato la mujer experimentó
una curación total de su cáncer.
Pero de nuevo, no utilicemos
este ejemplo para distraer nuestra atención hacia el cuerpo. Simplemente
utilicémoslo para hacer un trabajo de perdón muy profundo de manera que
la mente puedas regocijarse en la dicha del amor que se experimenta a
raíz de sentirnos unidos todos nuestros hermanos.