Estas dos personas hicieron una pregunta muy similar así que las incluyo a las dos en mi comentario.
Pregunta: “Tengo está duda: si siento placer dado por el mundo es también miedo escondido? ? gracias Nick”
Pregunta: “Hola
Nick en este proceso de despertar paso diversos escenarios que conforme
avanzo en el curso me plantea nuevas maneras de experimentar la paz que
a veces terminan convirtiendo en culpa. Me explico, me gusta el cine y
acabo de ver una película donde experimenté un éxtasis de emoción, en
ese momento recordé que el placer retrasa tanto como el dolor y la
verdad no supe como sentirme, que me podrías comentar. Te llego a pasar
algo similar? Deja uno de experimentar ese gozo que despiertan las
actividades en este mundo? Gracias y mucha y extendida paz.”
Comentario: Empecemos por esto cuando en la segunda pregunta me dices, “…conforme avanzo en el curso me plantea nuevas maneras de experimentar la paz que a veces terminan convirtiendo en culpa.”
No
confundamos la paz del Ser con la paz del personaje. Me explico. El
Ser, lo cual es nuestra naturaleza por definición es paz. El personaje,
no obstante no experimenta paz sino que momentos de tranquilidad que son
temporales y que constantemente oscilan entre paz y no paz, o placer y
dolor, o tranquilidad y intranquilidad, etc.
Cuando se encuentra
uno en un estado de aceptación total, donde se dejan las historias a un
lado, la paz subyacente no puede ser perturbada por nada de lo que
aparentemente le esté ocurriendo al personaje. Recuerda que la culpa de
la que hablas es otra historia que fabrica la mente. Por lo tanto,
¿puedo estar en paz aun cuando esas emociones surgen? Si la respuestas
es si, estás disfrutando de la verdadera paz.
Vamos ahora al
resto de las dos preguntas combinadas. Sentir emociones como “placer” o
“dolor” no es intrínsecamente ni malo ni bueno. Son simplemente
experiencias, digamos, movimientos de "energía" ya que no se que palabra
utilizar, que de por si no significan nada. A veces durante esos
movimientos de energía lloramos, o nos sentimos con deseos de reír, o
sentimos tristeza o regocijo, etc. Y todo eso son etiquetas a fin de
cuentas.
Recientemente vi la película de Anne Frank, la niña de
descendencia Judía que escribió un diario durante casi dos años mientras
se matenía con su familia escondida de los Natzis durante el holocausto
antes de que fuera atrapada y eventualmente murió en un campo de
concentración.
Después que la película terminó, me
agarró un sentimiento de tristeza tan grande que rompí a llorar como un
niño. Permití que la energía se moviese sin hacer nada especial de
ello. Una vez que esa energía se movió, continué con mi vida. De la
misma manera, a veces veo videos de música y me entra un sentimiento de
regocijo, o un deseo de tocar música y eso también es energía que se
mueve que se permite sentir y se continúa con la vida. Pueda que me
encuentre honrando el deseo de hacer música, o pueda que no.
Por
lo tanto lo importante no es si sentimos placer o dolor ya que siempre y
cuando te identifiques como cuerpo eso es lo que vas a sentir. Lo que
sí es estar conscientes de que lo que sentimos no tiene nada que ver con
lo que creemos es la causa de ese sentimiento, mientras que
simultáneamente hacemos el trabajo del perdón que sea necesario para
recordar que lo que somos es mente y no cuerpo.
Así
que si sentiste placer no es razón para sentirse culpable sino que
tomar consciencia de ello, pues de lo contrario ese deseo, ese
sentimiento de placer se auto alimenta si continuamos alimentando las
historias que la mente se hace a raíz de ese deseo.
Recordemos
que tenemos una relación especial con este mundo, con esta experiencia,
con este cuerpo, con este "yo”. Por consiguiente intentar sacrificar lo
que sentimos no es el camino. Es cuestión de tomar consciencia del juego
para que por lo menos podamos permitir que la mente recta nos apoyen en
liberarnos. “El Espíritu Santo sólo te pide este pequeño favor: que
cada vez que tus pensamientos se desvíen hacia una relación especial que
todavía te atraiga te unas a Él en un instante santo y ahí le permitas
liberarte." T-16.VI.12:2
Es por eso que nos brindamos esos
espacios de quietud, esos instantes santos, no para dejar de sentir ni
para sacrificar nada, sino que para ir aprendiendo a discernir entre el
sistema de pensamientos del ego y el del Espíritu Santo. La paz del Ser
se experimenta cuando podemos conscientemente observar cada experiencia,
cada sensación, sin adjudicarle ninguna tipo de historia, aceptando
cada momento tal y como se presenta, tomando consciencia de que lo que
somos es la presencia que observa la experiencia sin identificarse con
ella.
Se que éstas son palabras y es imposible explicar lo inexplicable. Esto es una experiencia, no algo de lo que se habla. “Este
curso te conducirá al conocimiento, pero el conocimiento en sí está más
allá del alcance de nuestro programa de estudios. Y no es necesario que
tratemos de hablar de lo que por siempre ha de estar más allá de las
palabras.” T-18.IX.11:1-2 Por eso el curso nos lleva de la mano a
raíz de las lecciones. Según vayas haciendo las lecciones, confía en el
proceso. A raíz de tu deseo de sanar, la Vida misma te apoya.