Pregunta: "Muchas
gracias nick me ayudo muchísimo tu labor no tiene precio oye una
preguntita fíjate que comencé con el curso de milagros hace 1 año y e
entendido que la enfermedad esta en la mente no en el cuerpo y ya no le
creo de corazón pero sigo sintiendo los síntomas náusea diarrea algún
consejo amigo querido?"
Comentario: No confundamos la
Mente con el “cerebro” que le llamamos mente. La Mente está enferma y
por eso proyecta un “cuerpo.” Por lo tanto, la que se tiene que sanar es
la “Mente” de la creencia de haberse separado de Dios. El cuerpo no es
lo que realmente somos, no obstante es lo que utilizamos para creer que
esta experiencia física es nuestras realidad.
Por lo tanto,
cuando hablas de que todavía sientes síntomas, en realidad, si lo
miramos desde otra perspectiva, el hecho de que tengo “hambre”, de que
tengo que “respirar”, todos esos son síntomas que dan testimonio de que
soy un cuerpo, y no difieren de los síntomas que uno siente cuando el
cuerpo experimenta dolor físico.
Por lo tanto tenemos que ser
conscientes de no confundir los niveles. El objetivo del curso es sanar
la mente de la creencia de ser un cuerpo, y síntomas físicos son
distracciones muy fuertes, por lo cual el Espíritu Santo nos apoya con
lo que se le conoce como “magia.” Magia son los agentes que se utilizan
para apoyarnos a que el cuerpo deje de ser una distracción mientras
continuamos poniendo nuestra atención en el interior. De esa manera no
nos dejemos distraer por el “cuerpo”, por el “mundo”, por las
“ilusiones.”
Si la medicina por ejemplo es la “magia” que se
utiliza para parecer como que la ilusión del cuerpo se sienta "mejor",
de esa misma manera el oxígeno es la “magia” que se se utiliza para
parecer que la ilusión del cuerpo se mantenga “vivo.”
Vamos a un
ejemplo mas práctico. Si tengo dolor de cabeza y se me dificulta
descansar en la paz, en ese caso la aspirina podría ser la “magia” que
utilizaría para sentirme mas calmado, y ahora que ese dolor no es
distracción puedo continuar con mi proceso de poner la atención en la
paz de Dios. De la misma manera si tengo hambre y se me dificulta estar
en paz, la comida es la “magia” que se utiliza para saciar el hambre de
manera que eso deje de ser distracción y pueda continuar mi proceso de
sanar.
Esto no significa que siempre que tenga un dolor de cabeza
necesito tomar una aspirina de la misma manera que cada ves que tenga
un dolor físico necesito tomar alguna medicina o ir a un medico o lo que
sea. A lo que voy es, cuando me encuentro distraído, en este caso por
algún síntoma, alguna condición física, el ego quiere que el dolor se
valla para continuar creyendo que soy un cuerpo y continúe distrayéndome
con las ilusiones, no para poner la atención de la Verdad
No
obstante, si soy consciente de que mi deseo es sanar la Mente para
sentirme unido a Dios, utilizo esa y cada una de mis experiencias para
poner mi atención en el presente, en total aceptación de ese momento, y
de ahí confío en hacer lo que sienta es mas apropiado para lidiar con
esa experiencia, una vez más, mientras continuo ejerciendo mi propósito
el cual es perdonar y no utlizar la mente para tartar de "curar" el
cuerpo. ¿Ves la diferencia?
Cuando el propósito es perdonar, es
sanar la Mente y no intentar utlizarla para manipular la forma, como lo
que en este caso sería tratar de "curar" el cuerpo, algunas personas se
sentirán inclinadas a tomar la aspirina de la misma manera que otras
no. Algunas se sentirán inclinadas a tomar medicamentos o ir a médicos o
herbolarios, mientras que otras no. Pero tu pregunta va dirigida a
reforzar la creencia de que eres un cuerpo, un personajes separado
utilizando las enseñanzas del curso para curarlo sin darte cuenta que
eso no erradica el miedo sino que lo perpetua.
De no haber miedo en la Mente no habría proyección de cuerpo ni separación.
Ahora,
tomemos consciencia de que tu crees ser un cuerpo y de que esta es tu
“realidad” y de que no quieres soltarla. No pasa nada, eso nos pasa a
todos hasta que empezamos a ser conscientes. De todos modos, esa es la
razón por la cual las preguntas que se me hacen siempre tienen que ver
con de alguna manera “arreglar” sus “problemas” etc.
Según vas
eligiendo la paz de Dios. Según vas priorizando sanar para recordar que
eres el Santo Hijo de Dios inocente, según vas poco a poco eligiendo la
Expiación; perdonando, la Mente se va a ir liberando de la culpa
inconsciente, del miedo a Dios, y por consiguiente, al el cuerpo dejar
de ser un ídolo falso al que se atesora con tanto apego, puedas por
consecuencia observar una “curación”.
Pues la enfermedad puede
ser una representación del miedo a Dios que ahora se proyecta como una
manera de auto castigo para que Dios sea mas misericordioso con nosotros
y no nos castigue severamente por creer Haberle abandonado. Pero el
enfoque nunca es en el cuerpo ni sus sintomas sino que en la Mente, en
la Verdad, no en las ilusiones.
Es por eso que hay un extracto del Curso que nos dice: “Curar un efecto y no su causa tan sólo puede hacer que el efecto cambie de forma. Y esto no es liberación." T-26.VII.14:2-3
Miremos ese extracto con los paréntesis añadidos; “Curar un efecto (enfermedad) y no su causa (creencia en la separación) tan sólo puede hacer que el efecto cambie de forma (la enfermedad física se erradique). Y esto no es liberación (no es liberación porque todavía cree estar separado de Dios viviendo una experiencia física).” T-26.VII.14:2-3
Mientras
te escribo esta nota, acabo de pasar por un constipado, o por lo menos
así le dicen en España. En Puerto Rico le llamamos catarro, o gripe,
donde tuve dolor de garganta, luego me tomé una medicina para la tos y
la congestión nasal. Y todo eso fue simplemente otra experiencia de lo
que es ser un cuerpo. Nada mas, ni nada menos. Hice lo que sentí tuve
que hacer para lidiar con esa experiencia, sin involucrar al Espíritu
Santo en mi sueño.
No obstante, tenga o no alguna condición
física, mi practica diaria es siempre la misma, perdonar, recordar que
soy el Santo Hijo de Dios inocente, y reconocer eso a través de mis
hermanos también. El objetivo siempre es el mismo, reconocer que cuando
mi atención se distrae con el mundo de las apariencias, sobre todo
cuando tiene que ver con alguna condición física, recordar una y otra
vez que mi realidad es en Dios, y no este cuerpo temporal que aparento
ser.
Es así como puedo abrir mi mente a la Verdadera Sanación. De
ahí en adelante, lo que suceda en el mundo de las formas con mi
“cuerpo”, eso ira ocurriendo por si mismo. Si se supone que viva 100
años, así será aunque fume, beba, y coma todo tipo de comida grasienta. Y
si se supone que viva menos, no importa cuantos batidos de frutas, ni
cuantas vitaminas me tome, ni cuando ejercicio haga va a alargar esa
experiencia.
¿Significa eso que no debo cuidar del cuerpo? Mi
contestación es esta, ¿que es lo que sientes te hacer feliz mientras
estás viviendo esta experiencia? Pues siempre y cuando no te estés
haciendo daño a ti ni a nadie, continúa haciéndolo. Lo importante no es
lo que hagamos en el mundo sino qué mas bien con que mentalidad la
hacemos.
Puedes tomar frutas y licuados con amor, puedes tomar
suplementos alimenticio con amor, puedes hacer ejercicio con amor,
siempre y cuando ninguna de esas cosas se conviertan en ídolos que si no
puedes tener acceso a ellas o hacerlas, tu paz se vea amenazada. Y
siempre y cuando puedas respetar con amor las creencias y las decisiones
de otros.
En otras palabras, el que uno quiera comer frutas o
alimentos "saludables" no significa que es lo “correcto” y por lo tanto
no juzgar a aquellos que quieran comer comidas que desde la perspectiva
de esa persona serian “no saludables.” Pues a final de cuentas, nada de
eso importa. En este mundo nada es importante salvo recordar que no es
tu hogar, que tu hogar es en Dios, y por consiguiente recordar que solo
hacer la Voluntad de Dios te puede hacer feliz. Y esa Voluntad es Tu
Verdadera Voluntad. Una vez que eso está claro, como dijo San Agustin, “Ama y haz lo que quieras.”
Y
volviendo a tu pregunta, elige la paz de Dios sobre todas las cosas
mientras que hagas lo que sientes sería lo más importante para que
puedas lidiar con tu condición física. Es así como eliges la mentalidad
del Espíritu Santo en completa aceptación de lo que es, y serás guiado a
que hacer en cada momento.
Y si sientes que la medicina es lo
que quieres tomar, pues la tomas y se acabó. Pues el ego, que su
objetivo es darle importancia al cuerpo, entra ahora con eso de que la
medicina es “mala” para el cuerpo pero la homeopatía es “buena,” y una
ves más se nos olvida que las dos son “magia.”
El Espíritu Santo
utiliza el método que mejor se adhiera a tus creencias. Eso es todo.
¿Crees en la medicina? Utilízala. ¿Crees en la homeopatía? Utilízala.
Pero
si quieres aceptar la guía del Espíritu Santo, deja a un lado todos los
conceptos que tienes acerca de las dos, y confía entonces que hagas lo
que hagas, elijas lo que elijas, el Espíritu Santo está ahí contigo
siempre. Y si supieses que el Espíritu Santo está guiando la mano del
que tienes en frente, ¿que diferencia hay si es un médico convencional o
un medico holstico?
Si supieses que eso que te estás tomando
para mejorar tu salud se toma con amor, ¿que diferencia hay si es un
medicamento de una farmacia o un suplemento de un herbolario? En otras
palabras, cuando no hay miedo lo que queda es paz, y desde esa paz, que
no juzga, hagas lo que hagas siempre será lo correcto y lo mas apropiado
para ti.
Una cosa mas, para que veas el auto engaño, cuando dices, “…entendido que la enfermedad esta en la mente no en el cuerpo y ya no le creo de corazón…”
¿Quien es ese “yo” que dice que no cree en ella de corazón? Ese es el
“yo” que se tiene que deshacer. Ese es el “yo” ilusorio que cree que
ésta experiencia física es su realidad, el cual el curso le denomina
como el héroe del sueño.
“El "héroe" del sueño: El cuerpo es
el personaje central en el sueño del mundo. Sin él no hay sueño, ni él
existe sin el sueño en el que actúa como si fuese una persona digna de
ser vista y creída. Ocupa el lugar central de cada sueño en el que se
narra la historia de cómo fue concebido por otros cuerpos, cómo vino al
mundo externo al cuerpo, cómo vive por un corto tiempo hasta que muere,
para luego convertirse en polvo junto con otros cuerpos que, al igual
que él, también mueren. En el breve lapso de vida que se le ha concedido
busca otros cuerpos para que sean sus amigos o sus enemigos. Su
seguridad es su mayor preocupación; su comodidad, la ley por la que se
rige. Trata de buscar placer y de evitar todo lo que le pueda ocasionar
dolor. Pero por encima de todo, trata de enseñarse a sí mismo que sus
dolores y placeres son dos cosas diferentes, y que es posible distinguir
entre ellos.“ T-27.VIII.1:1-8