Pregunta: "Hola
nick hace un mes mi pareja aparentemente murio, hay muchos apegos ,
tengo momentos de paz , pero ,¿nose como conseguir esa paz interna?
Gracias un abrazo"
Comentario: Entiendo que cuando un
ser querido, donde se ha compartido un historial suelta esta experiencia
física, hay un proceso de luto. Con una mente sanada no se
experimentaría sufrimiento, pero si se puede extrañar la forma con la
que antes nos relacionábamos con esa persona.
No obstante, aunque
sintamos algún tipo de sensaciones que se expresen a través de lagrimas
o lo que se le etiquetaría como tristeza, lo importante es no tratar de
ignorar o aludir el proceso, sino que sentir las emociones que están
saliendo a la superficie sin tratar de suprimirlas ni juzgarlas, en
otras palabras sin estancarnos en historias.
A raíz de eso, que
es una manera de invitar al Espíritu Santo en nuestra mente, el proceso
correrá su camino y la mente sanara mas rápidamente. No hay que sentirse
mal por los apegos, simplemente observar que están ahí, y es por eso
que invitamos al Espíritu Santo para que nos apoye en nuestra sanación.
Recuerda
que el objetivo del perdón es para que el Espíritu Santo nos ayude a
recordar que la separación de Dios nunca ocurrió, que el Santo Hijo de
Dios (que somos todos) no puede morir, que la Vida es eterna, y desde
ese espacio podrás ver la transición de tu pareja, no como un final sino
que mas bien como una continuación.
Y al tu recordar lo que tu
eres, recordarás lo que tu pareja es, y por lo tanto no podrás sino que
sentir regocijo cuando sabes que el Santo Hijo de Dios se ha liberado de
las ataduras que lo mantenían aprisionado a una experiencia física
limitada.
Una vez mas, no hay nada malo en sentir lo que estás
sintiendo pues es tu proceso de sanacion, pero continúa recordando que
el Amor de Dios es lo único que es cierto, y eso es lo que llenará tu
corazón de paz y te ayudará a recordar que tu pareja no murió, de la
misma manera que tu no naciste, sino que ambos están ahora mismo unidos
en la paz, en la dicha, en el amor de Dios, y que nada ni nadie los
puede ni los podrá separar.