Pregunta: “HoLa
Nick no podría quedarme sin consultarte una situación que no hace mucho
pude caer en cuenta, ojalá pueda tener una respuesta. No me explico
como ocurre pero llego a la vida de personas que están a punto de cerrar
un ciclo, llego a un trabajo y se desbarata toda la estructura que
tenía antes que yo llegase, como si yo llegara a todos lados con una ola
de cambios o llegara en el punto donde se cierran ciclos y empiezan
otros y yo me íntegro como si esa situación me estuviera esperando, esto
ocurre de hace años. Espero haberme explicado. Un abrazo y gracias.”
Comentario:
Tu no tienes control de lo que “suceda” en el “mundo”, solo que con que
maestro vas a percibir todas y cada una de tus experiencias. Si las
juzgas como reales, te encontrarás buscando contestaciones que
satisfagan esas inquietudes.
Si las ves como experiencias que
están sucediendo, lo que tienes que observar es como te estás tu
sintiendo. ¿Te afectan o no? Y no estoy hablando de una negación,
simplemente ser objetivo y ver si te afectan emocionalmente. Si no, pues
continua con tu vida. De lo contrario estás simplemente teniendo otra
oportunidad para practicar el perdón, otra oportunidad para sanar.
Siempre y cuando tu estés desde tu paz haciendo lo que sientes es tu trabajo, no tienes control de lo que suceda en tu “mundo.”
En
este mundo, todas son distracciones. Ahora, una vez mas, yo no sé los
detalles de tus experiencias, solo me estoy basando en lo que compartes.
Cuando el curso por ejemplo llega a nuestra vida, una hola de cambios
también tienden a suceder ya que la culpa inconsciente está ahora siendo
expuesta.
Puede que trabajos se cierren,
relaciones se derrumben, amistades se deshagan, enfermedades aparezcan, y
un sinnúmero de situaciones que simplemente están ahí para ser
percibidas de otra manera.
El ego quiere juzgarlas como reales
para que tu atención este en ellas, mientras que el Espíritu Santo te
apoya a través de su visión de manera que percibas el “mundo” como algo
neutro, carente del poder de afectar al Santo Hijo de Dios.
Por
eso es que siempre necesitamos ayuda, y esa ayuda proviene desde el
silencio en donde mora la paz de Dios, la Voz que hablar por Él y que
constantemente “… te exhorta a que lleves todo efecto temible ante Él
para que juntos miréis su descabellada causa y os riáis juntos por un
rato.” T-27.VIII.9:3