Pregunta: “Hola
Nick, espero disfrutando y en paz leo tus publicaciones pero no he
encontrado un tema importante para mí. Y es el anhelo de ser madre, y
después de los 30 más pienso el ello. Veo un bebé y me inundó de amor y
creo que lo me ata a este mundo es eso. No me quiero ir sin ser madre y
tener hijos para amarlos. Cuando he estado enfermedad de salud le pido a
Dios, aún no, me dolería irme sin haber experimentado esa bella
experiencia. Muchos cariños y cuando tengas un tiempo me guías.”
Comentario:
El mecanismo biológico del ego está basado en perpetuar la culpa
inconsciente de manera que nos apeguemos al mundo por miedo a regresar a
Dios, por miedo a regresar a la Unidad, por miedo a regresar al
Verdadero Amor. Por consiguiente esa culpa inconsciente se experimenta a
través del deseo de procrear. No hay nada intrínsecamente malo en
querer ser madre de la misma manera que no hay nada intrínsecamente malo
en querer tener un coche nuevo, o una casa nueva, o una pareja, o lo
que sea.
Lo que sucede es que esos deseos se basan en la creencia
de que para experimentar el amor de Dios necesito tener esas
experiencias. Y esa carencia emocional no se llena a raíz de tener un
hijo o adquirir ninguna de esas cosas sino que a raíz de unirte a Dios. “La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios.” T-1.VI.2:1
Inclusive,
aparte del deseo biológico de querer ser madre, muchas mujeres terminan
siendo madres no porque ese es un deseo genuino sino que mas bien
porque ese es el acondicionamiento cultural. Creen que si no tienen
aunque sea un hijo fracasaron en su “función” como mujer. Por lo tanto
tienen hijos mas bien por presión social y familiar que por un deseo de
querer tener hijos.
Entonces dicen, “se me está acabando el
tiempo de tener hijos, si no los tengo antes de los 40 años no voy poder
ser madre.” O como en tu caso, “para poder experimentar esa ‘verdadero
amor’ tengo que tener un hijo.” Y eso para muchas puede significar un
fracaso. Sin embargo no se detienen a hacerse la pregunta, “¿pero de
verdad quiero ser madre?” “¿Quien dice que mi función es ser madre?” En
otras palabras, no se detienen a cuestionar dogma, a cuestionar
creencias. Y eso se hace por miedo a ser rechazados, por miedo a no
encajar.
En tu caso personal, el querer ser madre puede ser un
deseo como cualquier otro y no hay nada malo con sentir ese deseo. El no
obstante sentirte triste por no poder tener esa experiencia es otra
cosa. Cuando de corazón queremos regresar a Dios, simplemente observamos
todos los obstáculos a esa experiencia, uno de ellos siendo el deseo de
querer experimentar algo en este mundo que se pueda comparar con el
amor de Dios.
Esa paz y ese amor que anhelas a través de la
experiencia de tener un hijo es la que te niegas ahora mismo a
experimentar al no elegir a Dios como un Unica Fuente.
Mientras
tu consideres que esta experiencia física es tu realidad, o que hay algo
en este mundo que desees, le estás dando valor a las ilusiones y por
consiguiente se retrasa el despertar de este sueño. Y el problema con
esa actitud es que, “Los sueños que te parecen gratos te retrasarán
tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los
sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan
manifestarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O
puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del
sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños.” T-12.IV.2:1-5
Y dices, “…Cuando he estado enferma de salud le pido a Dios, ‘aún no, me dolería irme sin haber experimentado esa bella experiencia…’”
Ahora te pregunto, una vez que tienes digamos la experiencia de ser
madre, ¿como podrías entonces querer despertar del sueño si eso
implicaría dejar atrás a tu hijo?
Si tuvieses un hijo de un año, y Dios te dijese, “ven, vamos a regresar a casa”, ¿tu crees que tu vas a querer regresar a Dios? Argumentarías con Él, “pero Dios, acabo de tener un hijo, lo voy a dejar solo, se quedará desamparado.” Lo cual Dios respondería, “Hija
Mia, este mundo no existe salvo en tu sueño. Ese hijo no existe salvo
en tu sueño. Y si quieres despertar a tu Realidad Conmigo, tienes que
dejar a un lado todos los sueños."
Luego le dirías, “pero Dios, yo quiero ser madre, quiero tener esta experiencia.” Y Dios te diría,
“ok, pero recuerda que cuando eliges el sistema de pensamientos del
ego, que es el deseo de sentirte separada de Mi, tendrás también que
adherirte a las consecuencias de esa decisión ya que el mantra del ego
es, ‘Busca, pero no halles. (T-12.IV.1:4)’”
Ahora tu pregunta, “¿pero cuales son las consecuencias de esa decisión?”
Podrían ser muchas, que el hijo nazca con un defecto mental y ahora se
convierte con el paso de los años en una carga muy dolorosa. O que se te
muera a una temprana edad, o que se valla por el camino errado y
termine haciendo cosas que lo que generen es mas sufrimiento, etc.
Sí,
esto aparenta sonar muy “negativo”. Pero a lo que voy es, ten cuidado
por lo que pides porque puedes terminar obteniéndolo. Otra manera de
decirlo seria: “Tu única función aquí es decidir en contra de decidir qué es lo que quieres, reconociendo que no lo sabes.” T-14.IV5:2
Habiendo
compartido esto, ¿eso significa que no puedas ser madre? Lo que quiero
decir es, observa la culpa inconsciente que te roba de la paz de Dios
ahora mismo la cual se disfraza del deseo de ser madre. Esa culpa
inconsciente es la que te motivaría a tomar decisiones que luego podrías
sufrir las consecuencias. Como estás buscando el amor de Dios en el
mundo, pueda que te enganches con la primera persona que te prometa esa
experiencia, y ahora tienes mas oportunidades para perdonar.
Sin
embargo, si la experiencia de ser madre se te presentase, no porque tu
estás desesperadamente deseando esa experiencia, sino que porque surge
muy naturalmente, entonces será una experiencia a través el cual el amor
de Dios se experimentará mientras utilizas esa experiencia para como
todo, perdonar.
Si me preguntas si me gustaría tener hijos, mi
respuesta sería, si se supone que los tengas seguramente seré el mejor
padre que pudiese ser. De hecho, antes de continuar con la nota aquí
comparto uno de los temas de mi nuevo CD de música que estará disponible
pronto titulado Lo Que Das Recibes. La canción se titula, De Padre a Hijo.
La puedes escuchar a través del siguiente enlace: https://youtu.be/-0ku8t8y8Yk
Sin
embargo, al constantemente recordar que mi relación con Dios es lo mas
importante, confío en que si la experiencia de ser padre tiene que tener
lugar la tendrá, y si se supone que no pues no. Pero no hay culpa ni
deseo de que eso suceda.
Obviamente como el hombre no es el que
da a luz, no tengo los mismos deseos biológicos que la mujer tiene. Pero
he hablado con mujeres que han tenido hijos y que están en este camino
al igual que con mujeres que no los han tenido pero que también
comparten este camino y la contestación es la misma.
Las que no los han tenido se sienten muy bien con su camino del perdón y de reconocer que la paz y el amor de Dios les llena. No se sienten con deseos de tener hijos. Y las que han tenido hijos me dicen, “me alegro por la experiencia de haber tenido hijos y las oportunidades que se me brindaron para sanar, pero ahora que estoy en este camino hacia el despertar, si me preguntas si elegiría la experiencia de tener hijos de nuevo, mi respuesta sería que no.” Y observa que dije, ahora que estoy en este camino hacia el despertar, pues hay mujeres que les encanta tener hijos. Pero de nuevo, estamos hablando de querer despertar del sueño.
No porque el haber tenido hijos fuese
una experiencia negativa, de hecho, por lo general me dicen que ha sido
una experiencia maravillosa. Lo que sucede es que miran ahora esa
experiencia desde otra perspectiva. Cuando el enfoque es en Dios, ya las
cosas del mundo dejan de tener el poder que antes se les adjudicaba
pues se sabe que son solo como dice el curso, “… cosas huecas y sin fundamento a las que dotas de poderes mágicos…” W-pI.50.1:2
De
nuevo, mira la culpa inconsciente detrás de ese deseo, que es ahí donde
se esconde el miedo que le tienes a Dios pues al identificarte con el
sistema de pensamientos del ego crees que en este mundo hay algo que
tienes que experimentar antes de regresar a Dios.
Si te
identificas con el sistema de pensamientos del Espíritu Santo, sueltas
este mundo inmediatamente para ganarlo todo! Recuerda, “El único
propósito digno de tu mente que este mundo tiene es que lo pases de
largo, sin detenerte a percibir ninguna esperanza allí donde no hay
ninguna. No te dejes engañar más. El mundo que ves no te ofrece nada que
tú desees.” W-pI.128.2:3-5
Permíteme compartir la siguiente
historia. Había un maestro de la india, no me acuerdo su nombre pero
este es un relato verídico, que siente el llamado a Dios y decide irse a
un pueblo en las montañas. Su madre lo busca y le dijeron donde se
encontraba. Cuando ella lo encuentra lo ve con su ropa muy humilde, en
silencio, en un estado de contemplación y paz absoluta. Su madre le
dice, “hijo mío, regresa a casa.” El rompe su silencio y le contesta algo así como, “cuando el llamado a lo Absoluto llega, no hay otra cosa que realmente desees.”
Ella sintió sus palabras que provenían desde una paz, un amor, una
dicha, que para hacerte la historia corta, ella se convirtió en su
primer discípulo.
No permitas que esa preocupación te distraiga
de la Verdad. Si tienes deseos de tener hijos, no hagas nada especial de
ello. Simplemente observa desde la inocencia mientras utilizas esa
experiencia para poner en practica el perdón, y si se supone que seas
madre, no te preocupes pues sucederá. Y si se supone que no, también así
será, pues lo que está para ti aunque te quites y lo que no está para
ti aunque te pongas. Otra manera de decirlo seria: “Tener libre albedrío no quiere decir que tu puedas establecer el plan de estudios.” T-In.1:4