Pregunta: “Hola
querida alma compañera soy de Argentina, leí hace meses esto de Un
Curso de Milagros, ‘Elige de tu entorno una persona con la cual sientas
conflicto, escudriña en tu interior aquella que te genere perturbación y
cataloga sus ‘pecados’ sin fijar la atención en ninguno de ellos, sólo
enumeráis. Examina todas las cosas negativas que hayas pensado acerca de
ella, y pregúntate: te condenarías a ti mismo por eso?.... y la verdad
colapse, porque mi respuesta será si me condenaría... ¿esta bien mi
interpretación? Muchas gracias por leerme espero que cuando puedas me
des una mejor con esto.”
Comentario: A lo que la
lección va es que si tu hermano es un espejo, cuando lo condenas a él te
condenas a ti misma. No está diciendo que juzgues el comportamiento de
tu hermano por el que lo condenarías sino que reflexiones y te preguntas
si estarías dispuesta a condenarte a ti misma. Recuerda que la manera
mas simple de ver la culpa inconsciente en ti es cuando la ves en el
“otro.” Por eso es que se “proyecta.” Lo que no queremos ver en nosotros
lo proyectamos “fuera.”
Por lo tanto, cuando vez a un hermano y
el ego te dice que es culpable, pregúntate, ¿estaría dispuesto a
condenarme a mi misma? Y reconociendo que mi hermano es un pensamiento
proyectado, si lo condeno a él me condeno a mi. Por algo el curso me
recuerda: “…crees que la razón por la que tienes algo contra tu
hermano es por lo que él te hizo a ti. Mas por lo que realmente lo
culpas es por lo que tú le hiciste a él. No le guardas rencor por su
pasado sino por el tuyo. Y no tienes fe en él debido a lo que tú fuiste.
Tú eres, sin embargo, tan inocente de ello como lo es él.“ T-17.VII.8:1-5
Esa
actitud es la que me motiva a practicar el perdón porque si me quiero
liberar de la culpa inconsciente, que es la que proyecto sobre él, tengo
que liberar a mi hermano del juicio que tengo yo sobre él. Por lo
tanto, veo un hermano que me hace sentir mal, y la tendencia es de
juzgarlo, de atacarlo, y reconociendo que él y yo somos lo mismo me
pregunto, “¿me condenaría a mi mismo por eso?”
Es
ahí donde asumo completa responsabilidad de mis proyecciones, y al no
querer condenarme a mi mismo tengo entonces que dejar de condenarlo a
él. Todo juicio es un auto juicio de la misma manera que todo perdón es
un auto perdón.