El
amor no se percibe en el mundo sino que en la mente. Cuando mi mente
está llena de miedo utilizó las imágenes del mundo para corroborar mi
miedo. En ese momento se me olvida que el mundo es una proyección
mental, no un hecho.
Por lo tanto cuando tomó conciencia de que
todo está ocurriendo en la mente y de que todo es un pensamiento es ahí
cuando puedo retornar mi atención al interior y recordar lo que soy.
Según
recuerdo que lo que soy es paz, desde ese espacio puedo observar las
imágenes sin dejarme distraer por ellas debido a que mi enfoque ahora es
en el contenido. Ese contenido es la paz y el amor subyacente que
reconoce que no tiene nada que ver con las imágenes que aparentemente se
están proyectando.
Por consiguiente aunque los ojos aparenten
ver un mundo caótico, la mente descansa en la paz que puede pasar por
alto las imágenes, sin pretender que no están ahí ya que eso sería
negación, y reconocer la verdad detrás de ellas. El entender estas
palabras o éstos conceptos intelectualmente no nos lleva a la
experiencia de la que estamos hablando.
Sin embargo la práctica
diaria de silencio y auto observación, tomando conciencia de que todo es
un pensamiento, y lo que aparenta estar ocurriendo “fuera” son imágenes
proyectadas de la mente, me brinda el poder de permitir que la
Sabiduría interna corriga mi percepción errada a raíz te dejar de
proteger mi sistema de pensamientos.
Es por eso que se nos recuerda, , “Si
estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de
pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te
conduciré de regreso a Dios.“ T-4.I.4:7
Recordemos que, “Deshacer no es tu función, pero sí depende de ti el que le des la bienvenida o no.” T-21.II.8:5
Esa bienvenida se la damos cuando estamos dispuestos a reconocer que no sabemos nada en lo absoluto. Por eso se nos recuerda: “Cuando
de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada afirma lo
siguiente: No conozco el significado de nada, incluido esto. No sé, por
lo tanto, cómo responder a ello. No me valdré de lo que he aprendido en
el pasado para que me sirva de guía ahora." T-14.XI.6:6-9
Y que lo que de verdad queremos es la paz de Dios y no las ilusiones. Que por eso se nos recuerda: “Desear
la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues
nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la
manera de obtenerlas." W-pI.185.5:1-2
Un ejercicio práctico
que se podría hacer es tomar conciencia de que todo lo que mis ojos
están viendo es simplemente el contenido de mi mente. Y esa no es razón
para sentirme mal ni culpable, es simplemente para tomar consciencia de
que nada está sucediendo “fuera.”
Así es como puedo observar más
de cerca mis pensamientos al igual que lo que siento al observarlos.
Este ejercicio no nos conlleva a dejar de sentir pero si es un ejercicio
práctico que conlleva a recordar que mis pensamientos sobre las
imágenes son mis pensamientos sobre mí mismo. Otra manera de decirlos
sería, mis juicios, mis interpretaciones sobre las imagines son mis
juicios, mis interpretaciones sobre mi mismo porque a fin de cuentas
solo hay uno.
Esto sirve de motivación para perdonar más
automáticamente hasta que se convierta en un hábito. Y recordemos que
el perdonar es simplemente dejar de interpretar. Eso es dejar de
proteger nuestro sistema de pensamientos que sería lo mismo que decir
dejar de proteger nuestras creencias.
La paz que se experimenta a
raíz de la práctica es el resultado que nos conduce a la experiencia de
la que hablo en este escrito.