“Condena y te vuelves un prisionero. Perdona y te liberas. Ésta es la ley que rige a la percepción.” W-p!.198.2:1-3
Cuando el curso nos dice que “La proyección da lugar a la percepción,…,”
T-13.V.3:5 nos está recordando que para que se pueda percibir algo
tiene que primero ser proyectado. Y como toda proyección proviene de la
mente, esa proyección que creo ver “fuera”, la cual ahora percibo como
“separada” de mi es parte de la misma mente de la que yo soy parte de.
Por consiguiente si condeno eso que percibo “fuera” no puedo sino que
condenarme a mi mismo. Por lo tanto cuando perdono, no es a mi hermano a
quien estoy liberando sino que a mi mismo de mis propias percepciones
sobre mi hermano. Por eso es que se dice que cuando “te” libero me
libero.