El Propósito Fundamental de Cada Relación Especial es Distraernos de La Verdad

“El propósito fundamental de cada relación especial que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que no puedas oír la llamada de la verdad.” T-17.IV.3:3

La relación especial es la que tengo con cualquier cosa en este mundo cuyo propósito ahora es distraerme de la verdad que realmente soy. Soy el amor sin embargo busco una relación de pareja especial porque creo que esa es mi fuente de amor de la cual me he convencido me falta. Soy la felicidad sin embargo busco una relación especial con cualquier objeto que yo crea pueda brindarme esa felicidad de la cual me convencido que me falta. Soy la paz profunda y sin embargo busco una relación especial con cualquier circunstancia, con cualquier objeto, con cualquier situación, con cualquier experiencia, con cualquier cosa en el mundo que yo crea pueda proveer esa paz de la cual me he olvidado que soy.

Y la primera relación especial surge conmigo, y es ahí donde nace la apariencia de un yo separado. Ahora que me siento como un yo separado de todo, empiezo a etiquetar los diferentes detalles o partes de la mente de la cual soy ya parte de, como una parte que deseo o que me pertenece a “mí”. Mi pareja, mi coche, mi casa, mi trabajo, mi dolor, mi placer, mi sufrimiento, mi felicidad y así sucesivamente.

Y todos esos son simplemente sustitutos de el amor de Dios pues a un nivel más profundo yo creo que esas cosas o experiencias me brindarán lo que una vez más me he convencido que me falta. Y lo único que en realidad me faltaría para poder experimentar la verdadera y plena felicidad es simplemente recordar quien soy. “La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios.” T-1.VI.2:1

Yo no soy el personaje ni soy el dueño de las cosas de las que creo que soy dueño de, o de las cosas o experiencias que deseo. Lo que soy en realidad es el espacio que contiene el personaje y que contiene a su vez todas y cada una de sus experiencias.

No obstante cuando mi enfoque es en alguna de las experiencias incluyendo lo que deseo al igual que como lo que rechazo, todo eso sirve para distraer la mente de la realidad de lo que realmente Es.

Habiendo dicho eso no obstante, el objetivo no es renunciar a mis relaciones especiales sino que tomar conciencia de que su propósito es distraerme de la Verdad para así poder invitar al Espíritu Santo y me apoye en transformarlas. “He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas.” T-17.2:2

Ese es en sí el trabajo de el perdón, no negar nuestras experiencias, no negar nuestras relaciones especiales, no negar nuestros deseos, no negar los miedos, los dolores, no negar nada sino que simplemente observar todas esas experiencias, todos esos obstáculos que nos distraen de la verdad para así poder invitar un Nuevo Maestro (Espíritu Santo) para así poder retornar a la experiencia del amor que es lo que realmente somos.

Y como el amor lo acepta todo se podría deducir que todas y cada una de nuestras experiencias son parte de ese amor que realmente somos. “Dios está en todo lo que veo.” W-pI.29, “Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.” W-pI.30

Pero OJO! Aquí hay que tener cuidado no confundir la forma con el contenido. No estoy diciendo que el ser humano es amor o que el mundo es amor, o que lo que los sentidos perciben es amor, en otras palabras que la experiencia de la separación es amor.

Lo que estoy diciendo es que el espacio que lo contiene todo es amor. Y si nos distraemos con las experiencias nos distraemos con los detalles. Ese es el propósito de la relación especial, distraer la mente con los detalles para así olvidar que es el espacio que lo contiene todo. Lo que soy no es un cuerpo (detalle), no soy mis experiencias (detalles), simplemente Soy.

Es por eso que se nos recuerda que solo el amor es real, y lo que aparenta ser lo opuesto, un ataque, un juicio, es solo una petición de amor. Es una parte de la mente onvidándose de su realidad y por consiguiente necesita ser recordada, no juzgada.

Este no es un entendimiento intelectual. Por lo tanto no es de ir por la calle proliferando que sé lo que soy. Lo que soy se extenderá a través de mi. Si soy amor, eso es lo que compartiré, sin necesitad de palabras. Podré continuar viendo un “mundo” con todas sus altas y bajas (peticiones de amor), solo que estaré observándolo desde un estado de completa aceptación, desde una paz, como un observador, y eso se le conoce como vivir el sueño feliz.

Es como ir al cine y ver una película. No necesito interactuar con las imágenes que se proyectan en la pantalla sino que mas bien las observo, las disfruto, y mi paz no se perturba pues aunque en la pantalla se estén proyectando las imagines mas macabras o mas dulces, sé que estoy en el cine viendo una película.

Solo cuando por momentos se me olvida que estoy en el cine viendo una película, y me identifico con las imágenes en la pantalla, es ahí cuando pierdo mi paz temporalmente. Pero si en esos momentos donde pierdo mi paz tomo consciencia de que es solo una película la recupero. Eso es lo que el Espíritu Santo hace si se lo permitimos.

Cada vez que nuestra paz se ve amenazada, eso es lo que el Espíritu Santo hace, corrige nuestra percepción errada. No corrige la película sino que nuestra percepción, nuestra interpretación. Lo que sucede, ahora volviendo a la película que le llamamos nuestras experiencia física, es que cuando las cosas van “mal” invitamos al Espíritu Santo. Pero cuando los placeres de la vida nos arropan, queremos seguir distraídos. Y en ese momento se nos olvida que el sistema de pensamientos del ego está simplemente poniendo una trampa.

Pues después de todo placer viene el dolor y así sucesivamente. “El pecado oscila entre el dolor y el placer, y de nuevo al dolor. Pues cualquiera de esos testigos es el mismo, y solo tienen un mensaje: ‘Te encuentras dentro de este cuerpo, y se te puede hacer daño. También puedes tener placer, pero el costo de este es el dolor’. A estos testigos se unen muchos más. Cada uno de ellos parece diferente porque tiene un nombre distinto, y así, parece responder a un sonido diferente. A excepción de esto, los testigos del pecado son todos iguales. Llámale dolor al placer, y dolerá. Llámale placer al dolor, y no sentirás el dolor que se oculta tras el placer. Los testigos del pecado no hacen sino cambiar de un término a otro, según uno de ellos ocupa el primer plano y el otro retrocede al segundo”. T-27.VI.2:1-9

Por consiguiente hay que estar muy consciente de que si hay algo en este mundo que deseo, literalmente estoy deseando la muerte. Si de lo contrario puedo recordar que mi realidad no es de este mundo, estoy literalmente intercambiando la muerte por la Vida Eterna, que es lo que realmente Soy. Otra manera de decirlo sería, estoy intercambiando lo falso por lo Cierto, estoy intercambiando el miedo por el Amor.

Y ahora vivo la experiencia del mundo sin dejarme distraer por él, que por algo se nos recuerda: “Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos.“ W-pI.155.1:1-3