Pregunta: "Hola
nick, pregunta yo le pido a el Espíritu Santo que me ayude a dejar de
juzgar. Cuando llego al trabajo siempre se me arrima alguien y habla mal
de alguien más. Y no quiero decir nada. ¿Que hago para no unirme a su
juicio? ¿Y cuándo alguien habla mal de otro conmigo estoy yo hablando de
mi? Gracias¡,,,,"
Comentario: Empecemos por cuando dices; “¿Y cuándo alguien habla mal de otro conmigo estoy yo hablando de mi?”
Siempre estás hablando de ti, pues solo hay uno. Ahora, si alguien
habla mal de “otro” y tu no te involucras, simplemente estás observando
una escena en la película de tu mente y se acabó.
Luego pregunta: “¿Que hago para no unirme a su juicio?” Muy simple, ¡no unirte al juicio! ;o)
No
obstante, vamos a profundizar un poco para que veas cual es en si el
verdadero problema. Cuando dices que le pides al Espíritu Santo bla,
bla, bla, ¿quien es el “yo” que le pide al Espíritu Santo?
Esa es
en sí la trampa. Que queremos mantener nuestra identidad como un “yo”
separada, y esa és la identidad que alberga juicios y miedos. Sin
embargo, cuando nos brindamos espacios de quietud para descansar en la
paz que mora internamente, ahora es que puedes tener acceso a las
cualidades del Ser, la cual es amor, donde no hay juicio.
Lo que
sucede es que el juicio del que tantos hablando, y en este caso del que
tu hablas, es simplemente un juicio que tienes sobre ti misma y que
ahora se lo proyectas a las experiencias que tienes para justificarlo.
En
otras palabras, hay juicio en ti, y ese juicio está buscando la manera
de hacerse vigente en tu mente. No obstante, si eres consciente,
utilizas ese juicio que sale para que el Espíritu Santo pueda hacer la
corrección en tu mente. Y la corrección de la que hablamos no es que El
va a cambiar tus experiencias, sino que mas bien ta apoya en recordar
que nada de esto tienen que ver contigo, que no tiene que ver con la
Realidad, que no eres ese “yo” con el que tanto ta has identificado y es
así como “Él te exhorta a que lleves todo efecto temible (juicio)
ante Él para que juntos miréis su descabellada causa y os riáis juntos
por un rato. Tú juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa. Y
mediante Su juicio se eliminan los efectos.” T.VIII.9:1-5
Por
lo tanto, el Espíritu Santo no te ayuda a “no juzgar”, sino que mas
bien te recuerda lo que Eres, y por consecuencia el juicio desaparece. Y
Eso que Eres no se puede explicar con palabras ni entender con la mente
que ahora mismo te identificas. Es lo que experimentas cuando te
brindas los espacios de quietud, de introspección, esos instantes
santos. Esas es tu pequeña dosis de buena voluntad. Pero esa pequeña
dosis de buena voluntad se tiene que hacer con un deseo genuino de
querer recordar lo que somos.
De lo contrario te
la pasaras meditando por el resto de tu vida “buscando” a ese Ser y es
por eso que no lo puedes experimentar debido a que el Ser no se busca,
es lo que Eres. Si acaso la meditación es para descansar en la paz, no
para buscar, no para indagar. Sí, te apoya no obstante en observar mas
detenidamente el contenido de la mente para que el mismo deje de ser
distracción.
Cuando la gente no se brinda espacios de quietud, la
mente está en piloto automático sin siquiera tener referencia de un
estado opuesto al que experimentan y es por eso que surgen todas sus
preguntas.
Es por eso que un estudiante le pregunta a su maestro; “¿Maestro, si practico la meditación se me contestarán mis preguntas?” El maestro le contesta; “No, no se contestará ninguna de tus preguntas, pero se va a eliminar al que está preguntando.”