¿Liberando Las Imágenes Para Experimentar Lo Que Realmente Soy - Nick Arandes

Lo que realmente Soy no puede ser ni explicado, ni definido, ni siquiera entendido. Ya que el explicar, entender, o definir son características que le pertenecen al “yo” que creo ser. Y eso que creo ser es una imagen. Y luego a esa imagen le superpongo otras imágenes.

Empezando por creer que soy este personaje, digamos que tengo una imagen de mí mismo que dice que soy el proveedor para mi familia, o que debo proveer para mi familia. En el momento que algo sucede que no permite que pueda proveer para mi familia me siento herido. ¿qué es lo que en realidad puede sentirse herido? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo?

Lo opuesto también, digamos que tengo una imagen de mí mismo que dice que soy el proveedor para mi familia, o que debo proveer para mi familia. Y todo me va bien por lo cual puedo sentirme orgulloso. ¿qué es lo que en realidad puede sentirse orgulloso? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo?

Si yo tengo una imagen que dice soy un buen padre o madre, una imagen que yo mismo forjé o que se me ha vendido de lo que es ser un “buen padre o madre”, y de buenas a primeras mi hijo me dice que soy mal padre o madre, por consiguiente me siento herido, ¿qué es lo que en realidad puede sentirse herido? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo?

Miremos también su opuesto, si yo tengo una imagen que dice soy un buen padre o madre, una imagen que yo mismo forjé o que se me ha vendido de lo que es ser un “buen padre o madre”, y de buenas a primeras mi hijo me dice que soy un buen padre o madre, por consiguiente me siento "bien", ¿qué es lo que en realidad puede sentirse "bien"? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo?

Si tengo una imagen de mí mismo que dice que soy un buen amante, o si tengo una imagen que me ha vendido la sociedad de lo que es ser un buen amante, y por alguna razón mi pareja me dice lo contrario, ¿qué es lo que en realidad puede sentirse herido? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo? Al igual que los otros ejemplos, también tiene su opuesto.

Si tengo una imagen de mí mismo que dice que soy una persona inteligente y muy preparada, y alguien me dice lo contrario, ¿qué es lo que en realidad puede sentirse herido? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo? Al igual que los otros ejemplos, tambien tiene su opuesto.

Si tengo una imagen de mí mismo que dice que soy una persona fracasada, ¿qué es lo que en realidad puede sentirse herido? ¿Yo, o la imagen que tengo de mi mismo? Al igual que los otros ejemplos, también tiene su opuesto.

Pero no para ahí. Aquí es donde se pone interesante la cosa. Si ahora intento buscar ese Yo del que estamos hablando, y a eso se le conoce como la búsqueda de la verdad o lo que sea, estoy forjando una nueva imagen la cual es la imagen del buscador. Y eso fortalece la imagen que tengo del “yo” que interesantemente es el obstáculo que tiene que ser removido para experimentar lo que Soy.

A eso se debe que un curso de Milagros nos recuerda que nuestro objetivo no es buscar ni entender lo que es el amor (lo que realmente Soy). “Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso esta mas allá de lo que se puede enseñar.” T-In.1:6

El objetivo de un curso de Milagros es apoyarnos a ver todas las imágenes que hemos forjado (obstáculos), para que según se van dejando a un lado a raíz de un cambio de mentalidad, podemos experimentar lo que realmente somos (Amor, Unidad). “Pretende, no obstante, despejar los obstáculos (imágenes) que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.” T-In.1:7

Este proceso es tan simple y sin embargo simultáneamente es aterrador por el mero hecho de que si suelto las imágenes que tengo acerca de mi mismo estoy dejando a un lado mi Identidad. Y aunque esa identidad es falsa, la defiendo a toda costa pues es la única que conozco. Y aun cuando esa identidad es la que me lleva a experimentar miedo, dolor y sufrimiento, la defiendo porque me he convencido que dejarla a un lado es morir, es desaparecer, una vez mas, es dejar de ser “yo.”

Sin embargo cada vez que nos brindamos la oportunidad que practicar el instante santo, esos momentos de quietud donde tenemos la experiencia directa de lo que es sentir esa paz, nuestra confianza en ese espacio, y nuestro deseo de querer experimentarlo más a menudo aumenta. A eso se refiere el curso cuando nos dice; “Todavía tienes muy poca confianza en mí, pero ésta aumentará a medida que recurras más y más a mí -en vez de a tu ego- en busca de consejo. Los resultados te irán convenciendo cada vez más de que ésta es la única elección cuerda que puedes hacer.” T-4.VI.3:1-2

Y es así como gradualmente se van deshaciendo las imágenes que hemos forjado sobre nosotros mismos, no como un sacrificio, sino que más bien como un deseo genuino de querer continuar experimentando esa paz.

Por lo tanto no tienes que preocuparte por recordar lo que Eres sino que más bien observa todas las imágenes que has forjado sobre ti mismo, y según las vas observando puedes empezar a reconocer que todas y cada una de ellas son falsas. Inclusive el sentir mismo se empieza a reconocer como alguien que dice, “me experimento como alguien que siento pero esto no es lo que realmente soy”.

Puedo entonces ahí rendirme al sentir recordando que lo que Soy es el espacio vacío que contiene inclusive el sentir mismo. El sentir no es algo que "yo" siento es la experiencia misma. Mientras más cómodo me siento en ese espacio donde no tengo nada que “deba” hacer, nadie a quien “impresionar”, nada que tenga que “ser”, ninguna imagen sobre mi mismo ni sobre el mundo que tenga que defender, según todas esas imágenes van poco a poco perdiendo el valor que les habia adjudicado, ¿qué es lo que queda? Eso. Solo Eso. Y Eso es lo que Soy. Lo puedes llamar Amor, Comprensión, Dios, Unidad, Totalidad, Esencia, pero a final de cuentas es solo Eso. Y Eso es paz.

La pregunta ahora es, ¿puedes confiar en Eso?

Y el miedo pregunta, ¿pero si recuerdo que soy Eso desaparezco? Y de nuevo, esa es la imagen que se tiene que ir deshaciendo, la imagen de que soy algo diferente a Eso, pues mientras esa imagen se defienda, es imposible reconocer que soy Eso. Pues Eso es solo Eso, y Eso por consiguiente, es la ausencia total de lo que creo que soy. Es la ausencia total de la imagen que tengo sobre mi mismo, que sería lo mismo que decir, la imagen que he interpuesto sobre, o mejor dicho, que creo haber interpuesto sobre Eso.

Una vez mas, no hay que hacer nada para “buscar” o “encontrar” Eso. ¡Ya eres Eso! No obstante, Eso se revelará cuando este uno listo para experimentarlo.

Lo que puedo hacer, no obstante, es mirar los obstáculos para elegir no interpretar, y así la mente poco a poco va dejando a un lado los juicios, las interpretaciones, y lo que queda como resultado de soltar las imágenes, de soltar los apegos, de soltar las interpretaciones (juicios), es Eso (paz).

Si hay prisa, entonces sigues identificándote con el “yo” que crees ser, y eso es lo que no te permitirá experimentar Eso. Por lo tanto, confiando en el proceso, tomando el tiempo que sea necesario, no para encontrar Eso sino que mas bien para ver los obstáculos que surgen de manera que pueda aplicar el perdón, es otra manera de confiar en Eso. Pues Eso siempre Sabe lo que Hace, yo solo tengo que salirme del medio. Y me salgo del medio cada vez que reconozco que no sé nada.

Le pregunta un estudiante a su maestro, “maestro, ¿como puedo hacer para iluminarme como usted?” El maestro le contesta, “ven a estudiar conmigo por 10 años.” El estudiante, con su deseo de iluminarse mas “rápidamente” le dice, “maestro, estoy dispuesto a meditar 24 horas al día, 7 días a la semana, los 365 días del año, leeré todos los libros que pueda leer, haré todos los ejercicios que usted me pida, haré todo lo que fuese necesario.” Lo cual el maestro le contesta, “en ese caso te tomará como mínimo 55 años.

Descansa en este momento y haz de cada momento un descanso. Y cuando surge el miedo, cuando surge la culpa, haz la siguiente pregunta, ¿que imagen de mi estoy intentando defender? Y en ese momento puedes tomar consciencia y descansar en este momento, atendiendo al sentir sin juzgarlo, sin interpretarlo, descansando en ese espacio de completa des-identificación con la imagen, y confía.

Toda imagen le pertenece a un “yo.” Eso que realmente Soy, está libre de imágenes. Y aunque mi imagen sea ahora mismo la de un ser humano escribiendo estas palabras, mi mente puede recordar, a raíz de no hacer nada importante de esto, que simplemente Soy. Ahora se le quita el poder a la imagen, aun cuando todavía se percibe, y la mente se abre a la paz que mora en mi, que És lo que Realmente Soy.