Pregunta: “Hola Nick! Feliz año! Quería consultarte sobre cómo llevar una relación de pareja que siento que se está hundiendo. Soy estudiante del curso. Así que se que no depende de mi el que las cosas funcionen o no. Y también se que el otro me está dando aquello que yo necesito para sanar pero ¿cómo puedo llevar esto mejor? Nos hemos casado hace muy poco y aunque esto tampoco significa nada me siento fracasada en mis ganas de que esta relación funcionase. El no tiene ganas de sexo y la verdad es que yo tampoco es que tenga muchas pero me animaría si notase una correspondencia de su parte.
Estoy empezando a deprimirme, duermo mal, estoy desmotivada, no me
valoro... Me doy cuenta de que puse mi valoración en sus manos y son las
equivocadas. No tengo trabajo y no se que haré ya que no veo por donde
encontrarlo. Hago lo que considero necesario pero no aparece el trabajo. Quiero
oír mi guía interior y lo único que siento es que no tengo que hacer nada. Ni
siquiera plantearle separarnos. Se me cruzan pensamientos de que si tengo que
hacer algo: ser más sexy, interesante, misteriosa, emprendedora...pero las
fuerzas y las ganas no me acompañan. Creo que nuestra relación va directa al
fracaso.
Le entrego al Espíritu Santo la situación pero no encuentro alivio
en ello. He pensado en concentrarme en otras cosas, en actuar como si no pasara
nada pero no me sale y creo que no es lo que mi pareja quiere ya que a él le
gusta darle vuelta a qué nos está pasando y cómo solucionarlo. Yo estoy
cansada. Somos dos personajes con sus miedos, fracasos, heridas...buscando un
ideal de relación que no existe. Buscando quién te complemente sexualmente,
quién te haga sentir bien, quién te divierta, quién actúe según tus gustos.
"Busca y no halles" es el slogan del ego y eso ocurre en nuestra pareja
y en todas las parejas que he tenido.
¿Qué es lo que no estoy entendiendo para repetir una y otra vez lo
mismo? Gracias Nick! Me sentiré contenta de que me contestes y de que
respetando mi anonimato uses mi relato para que otros puedan leerlo. Un abrazo.”
Comentario: Entregarle la
relación al Espíritu Santo es dejar a un lado todas las expectativas que tienes
sobre lo que crees que una relación te debes brindar. Recuerda también que tu
nunca estás en sí entregando una relación o un suceso especifico del mundo al
Espíritu Santo. Lo que estás entregando son tus juicios, tus interpretaciones
al Espíritu Santo. Eso es todo lo que se entrega. El Espíritu Santo no
“resuelve” problemas, sino que mas bien los re-interpreta. Cuando dejamos a un
lado nuestras interpretaciones lo que experimentamos es paz.
Esa relación, como toda relación, te brinda
la oportunidad de ver todos los obstáculos a la paz para qué recuerdes una y
otra vez que tu relación es sólo una escena que está ocurriendo en la mente
para distraerse a sí misma de la realidad en Dios. Cuando traes tu atención al
momento presente y descansas en ese espacio sagrado de quietud (Instantes
Santos) es ahí donde encuentras tu salvación (tu paz) la cual no tiene nada que
ver con tu pareja ni siquiera contigo como personaje.
Es ahí donde se suelta el apego a la
pareja, al mundo, y todas las expectativas que haya sobre lo que una pareja te
debería proveer. Ya tu sustento deja de ser la pareja y tu sustento ahora es la
paz, es el amor de Dios en ti. Es ahora desde ese espacio que te relacionas con
tu pareja (con el mundo). Siempre que creas que algo tiene que cambiar en tu
relación de pareja para tu sentirte mejor estás revirtiendo causa y efecto
adjudicándole poder a la relación sobre ti.
Sí de lo contrario sueltas las expectativas
sobre la relación y retornas tu atención a la paz de este momento, sin esperar
nada de él, la vida misma se encargará de la dirección en que la relación va a
ir. Por lo tanto lo que suceda con tu relación es algo que no se sabe. Qué
hacer específicamente con relación a tu pareja es algo que no te puedo asesorar
pues ese es tu currículo perfecto para tus lecciones de perdón.
Ten cuenta que él, al igual que el “mundo”
que crees percibir es un pensamiento tuyo. Es por eso que necesitas el apoyo
del Espíritu Santo. Para que se te enseñe a discernir entre lo Verdadero y lo
falso. Este mundo, esta experiencia física es falsa porque apoya la creencia en
la mente de una separación.
Poro lo tanto yo sólo puedo recordarte una
y otra vez hacia dónde dirigir tu atención. Utiliza ese currículo para
practicar a diario rendirte a ese sentir que brota dejando a un lado las
historias y ábrete a soltar las expectativas que tienes sobre esa relación para
así tener acceso a la Sabiduría que mora en ti en cada momento. La vida misma
se encargará de proveerte con el apoyo que sea necesario de manera que puedas
continuar en tu camino a recordar la Verdad en ti.
Pueda que te sientas inclinada a ser más
diligente en tu práctica y estudio del curso, puede que te sientas inclinada a
buscar apoyo de una manera más formal. Pueda que te sientas inclinada a
compartir con alguien que sientes te pueda ayudar. Todo eso ya está escrito en
el guión y es la consecuencia de haber elegido el sistema de pensamientos del
ego o del Espíritu Santo.
Es por eso que la contestación a todo
aparente problema es la misma. Elige un Nuevo Maestro (Espíritu Santo). Y ese
Maestro Lo Eliges en tu mente cada vez que eliges la paz de Dios y dejas de
buscar contestaciones en el mundo, cada vez que dejas de interpretar tus
experiencias. No puedes elegir ese Nuevo Maestro (Espíritu Santo) si tienes
expectativas sobre lo que crees que debería suceder con tu relación o con cada
una de tus experiencias, pues no serás capaz de escuchar Su Voz. Yo como
personaje no sé nada. Sólo sé que hay un espacio de paz en ti, que si practicas
a diario descansar en él, desde ese espacio es que vas a empezar a relacionarte
con las experiencias que la vida te presenta.
Por lo tanto, yendo a tu pregunta; “¿Qué es
lo que no estoy entendiendo para repetir una y otra vez lo mismo?” Que todavía
crees que eres este personaje que vive en este mundo, y que tu fuente de amor y
paz proviene del mundo. Cuando empiezas a tomar consciencia de que lo que eres
es mente y no cuerpo, de que eres consciencia y no individuo, de que eres la
totalidad y no la fragmentación, de que eres paz y no conflicto, y eso no se
puede explicar en palabras, esa es una practica diaria de discernimiento
consciente para que esa sea tu experiencia, entonces no habrá nada que
“entender.”
Es por eso que no puedo decirte que hacer o
que no hacer, pues a un nivel mas profundo, pediste esa relación para que
puedas mirar los obstáculos a la paz. Ahora es cuestión de tú tomar completa
responsabilidad de tu sentir, sin culpar la relación, sin culpar a nada ni a
nadie, y empezar a retornar tu atención a la Verdad que se encuentre en tu
interior. Y confía en que serás dirigida en cada momento a que hacer, a que
decir, a donde ir, con quien hablar, sin necesidad que el Espíritu Santo
utilizar palabras especificas, que por cierto, eso es lo que confunde a tanta
gente. Se creen que el Espíritu Santo les va a hablar y decirles
específicamente, “haz esto, haz lo otro, muévete por aquí, etc.” Simplemente te
encontrarás tomando acciones, y sabrás que eso es lo que tienes que hacer.
¿Por qué? Porque tu intención ahora es
sanar, recordar que eres amor, que eres paz, la cual es mi intención también, y
el Espíritu Santo sabrá como dirigir tus acciones, y tu te encomendarás a cada
momento en plena confianza. Yo por ejemplo no se porque estoy contestando este
pregunta. Y podría especular y hacer todo tipo de historias. Sin embargo, esto
es lo que me encuentro haciendo, y siempre y cuando reconozca que me estoy
contestando a mi mismo, utilizo cada experiencia para identificarme con el amor
y la paz en mi, y confío en lo que esté ocurriendo en cada momento, pues es mi
currículo de sanacion, mi currículo de aprendizaje. Y si siento culpa en algún
momento por creer haber dicho o hecho algo “mal”, vuelvo a poner mi atención en
el interior para que el Espíritu Santo me ayude a recordar que soy el Santo
Hijo de Dios inocente, que mi realidad es Dios, es amor, y es así como pongo en
practica lo que el curso me dice: “Elige de nuevo.”
T-31.VIII
Con la practica, la identificación con el
amor, con la paz es mas habitual, y ahora es ser consciente. Una vez que tu
eres mas consciente, todo eso de lo que tanto hablas de tu experiencia con tu
relación, a un nivel mas profundo ya sabes la contestación. Ya eres consciente
de porque eliges el conflicto y a raíz de ese conocimiento dejas de juzgar y de
juzgarTE.
Cuando el curso nos dice por ejemplo:
"Tú que piensas que este curso es demasiado difícil de aprender, déjame
repetirte que para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a ella
(la Verdad), no en dirección contraria (ilusiones, experiencia física). Y todo
camino que vaya en dirección contraria te impedirá avanzar hacia la meta que te
has propuesto alcanzar. Si esto fuese difícil de entender, entonces sería
imposible aprender este curso. Mas sólo en ese caso. Pues, de lo contrario,
este curso es la simple enseñanza de lo obvio." T-31.IV.7:3-7
¿Por qué es lo obvio? Porque solo la paz es
real, y aquí no hay nada. Pero para llegar ahí, que paradójicamente es donde
ahora mismo estamos solo que lo hemos negado, se necesita remover los
obstáculos a ese conocimiento (todas nuestras expectativas, ideas, creencias,
opiniones), en fin, todo lo que creemos saber.
Y eso se hace cuando desde un espacio de
apertura honestas reconocemos que no sabemos nada. "Lo
esencial, sin embargo, es que reconozcas que no sabes nada. El conocimiento es
poder y todo poder es de Dios. Tú que has tratado de quedarte con el poder para
ti sólo lo has ‘perdido’. Todavía lo tienes, pero has interpuesto tantos
obstáculos entre él y tu conciencia de él que no puedes utilizarlo. Todo lo que
te has enseñado a ti mismo, ha hecho que seas cada vez menos consciente de tu
poder." T-14.XI.1:1-5
Así que paciencia y confianza. Sigue
eligiendo abriendo tu mente a cada instante, sin justificar tus experiencia,
entregando a cada momento, a cada sentir, recordando que nada significa nada, y
puedes estar segura de que vas por buen camino ya que estás en Buenas Manos.
Eso es todo lo que se pide de nosotros. Nada mas ni nada menos. Nuestra “…pequeña dosis de buena voluntad.” T-18.IV