Si sabes que eres amor, no puedes sino que compartirte ya que el amor no se busca sino que mas bien se comparte. El amor es símbolo de abundancia. Pero cuando hablamos de abundancia, no estamos hablando de bienes materiales, sino que de una comprensión que va mas allá de cualquier entendimiento intelectual. Es una experiencia de plenitud donde sabes que lo tienes todo en cada momento.
Según esa experiencia crece en la
consciencia, lo que busca ahora es como compartirse ya que cuando tienes algo
no compartes. Y no es algo que se hace por obligación sino que por naturaleza.
La pregunta entonces es cómo podemos
experimentar ese amor para poder compartirlo. Aquí nos encontramos en una
encrucijada pues el que hace esa pregunta es el que evade esa experiencia ya
que si la tuviese desaparecería ese que pregunta.
El amor se comparte por el mero hecho de
reconocerlo y se expresa de muchas maneras. El problema es que si queremos
experimentar ese amor a raíz de una experiencia externa para supuestamente
poder compartirlo estamos completamente cerrados a la experiencia del amor. Es
como el que dice; “quiero tener una pareja para poder compartir
mi amor”, o “quiero tener mucho dinero para poder
compartir mi abundancia”, etc.
Todos esos son callejones sin salida porque
estamos tratando de definir el amor. El amor no se define por lo que tengo o
por lo que haga, el amor simplemente es. Es una experiencia que no requiere de
nada para ser compartida. El compartirse es lo que el amor por naturaleza hace.
Pero si creo que necesito algo para así
poder compartirlo, estoy identificado con la carencia, no con el amor. Y aunque
tuviese una pareja, o todo ese dinero, no tendría nada que en realidad
compartir. Seguiría igual que carente de amor, aun con una pareja o con dinero.
El amor es espontáneo. Esa espontaneidad
sucede en el momento presente, donde no hay plan, donde no hay agenda, solo la
experiencia de este momento. Pero para que pueda haber una apertura a este
momento tiene que haber una confianza plena en la vida.
Esa confianza plena en la vida es la
confianza en el amor. Cuando se confía en el amor, el amor dirige todos y cada
uno de nuestros pasos, y por consiguiente, cada paso, cada palabra, cada
expresión, cada acción es inspirada por el amor, y es así como el amor mismo se
comparte sin nosotros tener que hacer nada. Somos nada mas que el vehículo a
través el cual el amor se expresa.
Paradójicamente, esa expresión de amor es
la que abre las puertas a experiencias que antes queríamos buscar o creíamos
necesitar, que ahora son simplemente reflejos de ese amor que somos.
Por eso se nos dice: "Busca
primero el renio de Dios y Su justicia, y todo se te dará por añadidura,"
[Matthew 6:33] Sin embargo, el Curso la lleva un poco mas allá cuando nos
recuerda, "En vez de "Busca primero el Reino de los
Cielos" di: 'Que tu voluntad sea antes que nada alcanzar el Reino de los
Cielos' y habrás dicho: 'Sé lo que soy y acepto mi herencia'."
T-3.VI.6:8 Pues tú eres el Reino. Tú eres el amor. Reconoce primero el amor en
ti, y las añadiduras se presentan simplemente como testimonio del amor que eres
para apoyarte a continuar experimentando ese amor, esa confianza plena en la
vida.”
Y como lo que das recibes, ese amor que das
lo recibes porque ¿a quien crees tú que le estás dando ese amor? A ti mismo
porque solo hay uno. Es así como Dios se extiende a Si Mismo. Y al tu/yo ser
Dios, compartimos lo que somos.
Por lo tanto: “No busques
fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se
desmorone. El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar
paz en ningún otro lugar excepto en él. Ninguno de los ídolos qué veneras
cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. Ninguna otra respuesta que
puedas utilizar como sustituto te proporcionará la felicidad que sólo Su
respuesta brinda. No busques fuera de ti mismo. Pues todo tu dolor procede
simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde
encontrarlo. ¿Y qué pasaría si no estuviese allí? ¿Preferirías tener razón a
ser feliz? Alégrate de que se te diga dónde reside la felicidad, y no la sigas
buscando por más tiempo en ningún otro lugar, pues buscarás en vano. Mas se te
ha concedido conocer la verdad, y saber que no la debes buscar fuera de ti
mismo.” T-29.VII.1:1-12
Siempre recuerda que lo único que te
sostiene es el amor de Dios. Por eso se nos recuerda: “El Amor
de Dios es mi sustento: He aquí la respuesta a cualquier problema que se te
presente, hoy, mañana o a lo largo del tiempo. Crees que lo que te sustenta en
este mundo es todo menos Dios. Has depositado tu fe en los símbolos más
triviales y absurdos: en píldoras, dinero, ropa "protectora",
influencia, prestigio, caer bien, estar "bien" relacionado y en una
lista interminable de cosas huecas y sin fundamento a las que dotas de poderes
mágicos… Todas esas cosas son tus sustitutos del Amor de Dios. Todas esas cosas
se atesoran para asegurar la identificación con el cuerpo. Son himnos de
alabanza al ego. No deposites tu fe en lo que no tiene valor. No te sustentará.”
W-pI.50.1:1-3…2:1-5
Cuando sabes lo que te sustenta (el amor de
Dios) y reconoces que somos Uno, ese sustento se comparte. No se puede hacer
otra cosa.