Comentario: Se puede decir que sí, es una distracción. Pues no hay ni niño interior ni niño exterior, solo una mente que se está o identificando con la forma (cuerpo, experiencia física) o con la Verdad.
Ahora, si por alguna razón alguien en su camino se siente inclinado a hacer algún trabajo el cual utiliza esa técnica, aun cuando esa técnica sea parte de las ilusiones, uno no sabe si algo puede ayudar a esa persona.
Es como la medicina. Que aunque es magia, una mente que se está identificando con el cuerpo y cree en el "poder" de la medicina, necesita continuar tomándola hasta que, o la medicina no sea necesaria, o si el apego es muy fuerte, puede que tome esa medicina por el resto de su vida, aun cuando la mente se está sanando. Y cuando llegue el momento de dejar el cuerpo a un lado, esa persona en ese último suspiro, debido a su trabajo cumulativo del perdón, podría sanar.
No obstante, como las preguntas que se me hacen son basadas en las enseñanzas de Un curso de Milagros, la teoría del curso claramente te dice que este mundo es una ilusión, y por lo tanto, no hay ni tu, ni yo, ni niño interno, y nada que tenga que ver con la forma.
Recuerda, no es el "niño interno" lo que se tiene que sanar, sino que la creencia de que tu estas aquí. Y si tu no estas aquí, ¿a quien le pertenece ese niño interno sino que al ego que se cree ser un cuerpo y que ahora tiene un "niño interno" con una historia y necesita que lo sanes?
“El “héroe del sueño: El cuerpo es el personaje central en el sueño del mundo. Sin él no hay sueño, ni él existe sin el sueño en el que actúa como si fuese una persona digna de ser vista y creída. Ocupa el lugar central de cada sueño en el que se narra la historia de cómo fue concebido por otros cuerpos, cómo vino al mundo externo al cuerpo, cómo vive por un corto tiempo hasta que muere, para luego convertirse en polvo junto con otros cuerpos que, al igual que él, también mueren. En el breve lapso de vida que se le ha concedido busca otros cuerpos para que sean sus amigos o sus enemigos. Su seguridad es su mayor preocupación; su comodidad, la ley por la que se rige. Trata de buscar placer y de evitar todo lo que le pueda ocasionar dolor. Pero por encima de todo, trata de enseñarse a sí mismo que sus dolores y placeres son dos cosas diferentes, y que es posible distinguir entre ellos.” T-27.VIII.1:1-8