Pregunta: "Hola
 Nick! Antes de nada quiero agradecerte por todo lo que generosamente 
compartes. Me está ayudando muchísimo en el desarrollo de mi estudio del
 libro Un Curso de Milagros.
La última noche meditaba 
sobre esa entrega a Dios. Sobre el desapego de todo lo de este mundo 
para hacerme una con Dios. Me acordé de un libro que había leído sobre 
los Maestros Ascendidos que ya no morían. Que ya tenían el control sobre
 sus cuerpos y los desmaterializaban. 
Me imaginé haciendo
 lo mismo, desmaterializando mi cuerpo y dejándolo todo atrás. Sentí 
mucha gratitud y me quedé llena de esa sensación de satisfacción cuando 
de repente sentí un golpe fuertísimo en la reja de mi ventana como se le
 hubieran pegado fuerte con un palo. Me amedrenté. 
He 
tenido dificultad de recobrar la serenidad. No sé explicarte que fue ese
 ruido. Llegué a pensar que había sido fruto solamente de mi imaginación
 pero al comentar hoy con mi vecina sobre lo ocurrido ella también me 
dijo que oyó el ruido e incluso se imaginó que fuera una maceta cayendo 
de la ventana.
Sé que el ego crea cosas para que sigamos 
apegados al drama y que incluso cosas que juzgamos sobrenaturales pueden
 ocurrir puesto que lo desconocido despierta el miedo. Quiero seguir en 
ese camino de entrega y seguiré practicando pero he tenido ganas de 
compartir contigo esa mi experiencia y pedir que comentes algo sobre el 
miedo y cómo tratarlo."
Comentario: “Nada de lo que veo significa nada.”
 W-pI.1 Esa sería la contestación que podría compartir pues el resto son
 historias que te haces en la mente. Si tu vecina escuchó ruido, no se 
por qué haces tanto royo de ello. 
Y eso de “maestros ascendidos”
 que "desmaterializan" su cuerpo, son también proyecciones como lo eres 
tu. Por lo tanto, el objetivo no es nosotros intentar llegar a ese 
estado, pues eso solo hace el cuerpo real solo que tratando de 
adjudicarle ahora unos dones “sobrenaturales”. 
No compliques lo simple. "Haz
 simplemente esto: permanece muy quedo y deja a un lado todos los 
pensamientos acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los 
conceptos que hayas aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que 
tienes acerca de ti mismo. Vacía tu mente de todo lo que ella piensa que
 es verdadero o falso, bueno o malo; de todo pensamiento que considere 
digno, así como de todas las ideas de las que se siente avergonzada. No 
conserves nada. No traigas contigo ni un solo pensamiento que el pasado 
te haya enseñado, ni ninguna creencia que, sea cual sea su procedencia, 
hayas aprendido con anterioridad. Olvídate de este mundo, olvídate de 
este curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu Dios." W-pI.189.7:1-5
